Fénix 12, 183-213

Enrique Torres Saldamando, historiador y bibliógrafo olvidado por ALEJANDRO LOSTAUNAU de la Biblioteca Nacional del Perú No pretendo hacer la bio-bibliografía de Torres Saldamando sino per- geñar algunas cuartillas para recordar a este personaje que escudriñó muchos episodios de nuestro pasado y de quien, hasta la fecha, nadie ha expresado palabras de censura o de elogio a pesar que sus trabajos han dado muchas luces a nuestra historia, principalmente de la época colonial. La importancia de los trabajos de Torres Saldamando en el campo de la historia, a cuyo servicio consagró su pluma, permanece olvidada aún de los que se precian de eruditos. Nuestro propósito es dar, siquiera, una biblio- grafía lo más completa, incluyendo en ella no sólo sus obras sino también sus artículos dispersos en revistas y periódicos nacionales y extranjeros. Torres Saldamrndo nació en Lima cl 14 de julio de 1846. Pertene- ce, por Iín'ea materna, a la ilustre Casa Solariega del Marquesado de Casa- miglia. Fué su padre don Pedro Torres Galindez de Oviedo, natural de Vene- zuela, Capitán del ejército español que abrazó la causa de la Independencia, y participó en las campañas de su patria y Nueva Granada. En 1821 asistió a la lucha del Perú, en la Sierra y el primer sitio del Callao; luego en la campaña que se desarrolló en las inmediaciones de Líma, y en 1823 en la segunda Expedición a Intermedios sostenida por el general Santa Cruz, en 1828 participó en la guerra contra Bolivia; en 1829 acompañó al general La Mar en la guerra contra la Gran Colombia; y, de 1837 a 1840 en la restauración que llevó a la presidencia al general Gamarra. Casó el 11 de agosto de 1841 con doña Rosa Mercedes de Saldamando y Martínez de Matta, de cuya unión na- cieron doña Rosa Mercedes, doña Grimanesa, doña Teodomira y don Enrique Torres Saldamando. Este pasó la niñez y la juventud en holgada posición económica, e hizo sus estudios en Lima, y los superiores en Bélgica. A su regreso al Perú se de- dicó especialmente a la investigación histórica y al cultivo de las letras. Su espíritu noble, levantado, y su carácter tranquilo y estudioso le permitieron consagrarse a la ardua tarea de la investigación del pretérito de nuestra patria y de América. No sólo trabajó en el campo de la Genealogía, la Biografía y la Historia Eclesiástica sino también como cronista local, describi'endo festivida- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.12, 1956-1957

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