Fénix 10, 149-156

Los últimos dias de D. Ramon Casti por el Dr. D. JOSE MARIANO OSIO, Cura y Vicario de Taraaacá Es notorio que á su acendrado patriotismo, debió e! Gran Mariscül Cas- tilla, las persecuciones y mal tratamiento de sus protegidos los serlores Pezet y Prado, aquel haciéndole surcar los mares hasta Europa, y éste, á la Repú- blica chilena, de donde llamado por los pueblas de! Perú para libertar á la nación de la dictadura que la oprimia, zarpó en uno de los vapores caleteros para dirigirse a Iquique, cuyos habitsntes se opusieron con osadia, á su desem- barco, así como antes permitieron Ia prisión de su comprovinciano y libertador. Cerrada, entonces, esta primera puerta, se dirigió á la caleta de Mejillo- nes, resuelto á emprender cnkrgiczmente la noble misión que lo traia á su patria. El diez y seis de mayo á la una de la mañana proxima, llegó á esta cale- ta, y ordenó saltar á tierra; fue bastante oirle, para que, á pesar de la resistencia que opuso la tripulacion mandada por el capitan del vapor, desembarcaran mil rifles y sus respectivos pertrechcr; cumpliéndose con tal exactitud sus ór- denes, que á las cinco de la tarde, todo su armamento, salvada una muy pe- sada cuesta, se encontrase en le cima y fuera de peligro. Fué, entonces, cuan- do salió de la expresada caleta acompañado de su Estado Mayor y los señores D. José Manuel Osorio y D. Andrés Zarnora, que hcbiendo sido presos por la misma causa, regresaban de Tacna, mediante la generosidid del prefecto Dr. D. Carlos Zapata, que aun ig~~oraba ; llegada de: Gran Meriscai, á quien, no bien se encontró en la cima de la cuesta, se le presentaron sesenta tarapaque- ños, que comandados por D. Juan C. Eoayza, llevaban la firme resolucion de tomar cada uno su rifle y apcderarse del puerto dc Iquique, miéntras el sub- prefecto D. José Cerdeña ocupaba esta ciudad de Tarapacá con la fuerza de su mando. Una desgracia, que por entonces fué un secreto, frustró tan bello y acertado plan que hubiera decidido favorablemente la cuestion en su totalidad: habia plomo, mas los balrros, ó no los embarcaron en Valparaiso, ó los dejaron en el vapor. Inevitable le fué entonces ocupar las oficinas salitreras de Negreros, á donde se le comunicó que la fuerza dictatorial de esta plaza se dirigía á Iqui- que y que libremente y sin rie~gopcdia entrar á su pajs natal. En ese mismo dia el activo corone! Pereirz, pasaba a las nueve de la mañana por San Pedro de Curaña, donde se le reunió D. Manuel A. Vigueras, Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.10, 1954

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