Fénix 6, 391-399

BibliosraFia sobre Biolosia de Altitud por la Dra. JUANA MARIA SOLANO Si el hombre forma parte del ambiente, es incuestionable que al vivir en una atmósfera como la de los altiplanos andinos -donde el aire enrareci- do dispone únicamente de la tercera parte o de la mitad de la cantidad de oxí- geno que existe al nivel del mar-, ha debido reajustar todos sus mecanismos fisiológicos para adaptarse al ambiente empobrecido en oxígeno. Tal es el ca- so de su aclimatación congénita en la altitud, que se remonta a la prehistoria. Lo que significa un cambio profundo en todos sus índices biológicos, físicos, químicos, fisiológicos, endocrinos, etc. En eso se diferencia profundamente de todos los demás hombres de la Tierra. Los estudios de la Escuela Peruana que iniciaron este conocimiento, lo han probado así. El andino, a quien no le es aplicable, por consiguiente, el conocimien- to ortodoxo de los textos oficiales, tiene, pues, una constitución distinta. Fi- siológicamente hablando pertenece a una variedad climatofisiológica de raza humana. Para describirlo debe crearse un nuevo capítulo científico, una nue- va rama funcional de la Antropología que hasta hoy es casi exclusivamente física: la Antropología Fisiológica. Además, tal hombre al descender a los Llanos, o el hombre de nivel del mar al subir a las elevadas altiplanicies de los Andes, debe pasar por un período adaptativo que a su término conduce a la aclimatación. Dos ejemplos aclararán este pensamiento. El hombre de Lima para convertirse en habitante de la altiplanicie, por ejemplo, de Morococha, a 4,500 metros de altitud, debe construir, entre otras cosas, dos litros más de sangre, de diferente calidad y, viceversa, el hombre de la Sierra para convertirse en costeño, debe destruir di- chos dos litros. Hay, pues, en estas migraciones de hombre, un recambio cons- tante de orden funcional que comienza a conocerse. Desde el punto de vista del corazóri, las reacciones normales al esfuerzo en fa altitud, juzgadas con un criterio de hombre de nivel del mar, parecerían patológicas. Cabe, pues, re- visar todo to establecido por la ciencia oficial sobre variaciones extremas a d a p tivas de corazón y seguramente de toda la economía, ignoradas hasta el pre- sente. No se sabe cuáles son, exactamente, las potencialidades que permiten asegurar en qué consiste la aclimatación y los procesos adaptativos. Pero, la historia y el estudio de las poblaciones autóctonas, de sus migraciones y de su Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.6, 1949

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