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ATAHUALPA EN LA LITERATURA HISPANICA CARLOS GAHCIA BARRON (Universidad de California, Santa Barbora) El tema de la conquista y colonización del Perú ha sido objeto de varias obras de desigual calidad literaria. Antes de exaniinar tres de ellas, conviene repasar somera- mente los hechos históricos relacionados con el Perú a la llegada de Pizarro y en particular centrarnos en la figura de Atahualpa. Recordemos qhe el imperio incaico se encuentra a la sazón en un período de graves Iuchas intestinas ocasionadas por la rivalidad entre Huáscar y su hermano Atahual- pa. Aquél, desde el Cuzco, sede de la capital imperial, recela acertadamente de Ata- hualpa quien instalado en Quito se niega a comparecer ante su hermano para rendir- le pleitesía a la vez que inicia una campaña militar destinada a destronar a Huáscar. En una emboscada, Chaculchirna. uno de los generales de Atahualpa, logra apresar a Huáscar cuando éste se dirige con sus tropas hacia Quito. La desbandada de los sol- dados cuzquefios y subsiguiente ejecución de Huáscar por orden de Atahualpa pre- para el camino para que se pueda trasladar al Cuzco y asumir las funciones y prerro- gativas del Inca. Atahualpa, sin embargo, tiene que hacer frente a la inesperada presencia de Pizarro y sus hombres a los que intenta persuadir mediante obsequios para que abando- nen esas tierras. Al ver que su politica no da resultados, opta por hacerse con los españoles en un lugar seguro donde pudiera aniquilarlos y ese sitio vendrá a ser Ca- jamarca. Pizano desconfía de la invitación de Atahualpa y levanta su campamento en las afueras de Cajamarca. Estamos en noviembre de 1532 mes en el que la gente de la tierra peruana celebra sus difuntos con llantos y lamentos, .presagio de la tra- gedia que va a acontecer. Por fin, Pizarro y sus huestes acceden y entran en Caja- marca la mañana del 15 de noviembre de 1532 encontrando la ciudad desierta salvo por algunas mujeres. El profesor Manuel Ballesteros nos ofrece esta versión de aquel inolvidable día: Pizarro aloja a los españoles en Cajamarca, envía emisarios a Atahualpa, para saber si han de visitarlo en su campo, o si éi vendría a entrevistarse con ellos en Cajamarca. Pasa la noche en vela toda la hueste, preparada para cualquier ataque. Al día siguiente, 16 de noviembre, se ve aproximarse, a paso lentísimo, a la comitiva del Inka, con amplio y lucido cortejo. Es- te lleg finalmente a la plaza, y sale, para entrevistarse con él, el jefe de la hueste -Francis- co Pizarro- con Fray Vicente de Valverde, acompañados por el guancavilca Felipiilo, como intérprete. Pizarro le dice que viene en nombre de un poderoso Emperador, a revelarle a los indios la verdadera Fe. Valverde entrega su breviario al Inka, que lo ojea y sin entenderlo lo arroja lejos. El P. Valverde grita que ha sido pisoteada la religión, y a sus gritos salen de las casas de la plaza los españoles, y atacan a la comitiva del Inka. Pizarro se precipita sobre los portadores de las andas reales, y aprisiona a ~ t a h u a l ~ a ' . 1. Manuel Ballesteros. La caída del imperio Inca, La visión de los vencidos. (Madrid: Edicio- nes Forja, 1982), p. 105. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.32-33, 1987

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