Fénix 1, 121-132

por Luis Fabio Xamar . Año de 1883 y el Perú. Er a un momento crucial para la nacionalidad. Ea dura experiencia de la gtierra constituía una droga fortisima para el joven organismo de la repíiblicri. Cabían dos ca.minos ante la voluntad del país: pos- trarse irremediablemente en medio de la amargura de la derrota o reaccionar con fe promisora de mejores días futuros. No era exclusivamente una muti- lación física; había profirndoc, dolores espirituales y entre ellos, la pérdida cle su Bibioteca Nacional era razonado y consciente. En realidad la postguerra se entendía como una era donde se reajusta- rían coridiicta y propás~tosfuturos. Los gobernantes, sin embargo, se en- frcntzban a la nueva etapa COI? optimismo y seguridad. Pa r a buscar inspi- ración íio volvían los ojos hacia ei pasado inmediato, sino qtie con sabia in- tiiición indagaban en la época sagrada de los albores de nuestra vida inde- pendiente, para extraer una enseñanza más propicia a la reorganización na- ciotiaf. Y en lo que respecta a 1a Biblioteca ¡qué ejemplo tan elocuente po- drian encontrar! El 28 de i4gosto de 1821, apenas proclamada la inde- pendencia, San Martin creaba la primera institución de Cultura del Perú, haciendo, personalmente, donativo de un grupo de libros. También el De- creto firmado por Tor r e Tagle v Monteagudo, con fecha 8 de Febrero de 1822, traía en su considerando, frases de sobria, pero profunda elocuencia: "Todo lo que tiene un origen pequeño -decía- y los establecimientos que más inmortalizaron al poder humano, algún día solo existieron en el embrión de las ideas del que los ceaiizó. En medio del estrépito de las armas y estan- do aún bajo el peso de las imponentes circunstancias de una célebre revolu- ción, el Gobierno quiere tener la gloria de abrir al menos la puerta a la ge- neración presente, para que entre a participar el beneficio de los progreso:: que ha hecho la razón humana en los siglos que nos han precedido". Miguel Iglesias, en 1883, afrontaba u11 problema parecido. El Perú iba a reanudar su vida política sin Bic~lioteca. Las huellas que ia guerra había dejado en sus tesoros pacientemente acumulados eran de destriicción. El Gobierno percibió la trascendencia de salvar este problema cultural del Pe- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.1, enero-junio 1944

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