Fénix 4, 679-686

La estimación de los libros en los autores Por Miguel HERRERO Creo que fué Clemencin, en una de sus ilustraciones al Elogio de la Reina Católica, quien disertó acerca del valor o coste de los libros en España, antes de la invención de la imprenta. Por los curiosos documentos que allí se citan sabemos que un libro se dejabs en testamento al par que una mula nueva, o se legaba a una iglesia con la condición de que estuviese amarrado con cade- na, o se mandaba copiar, gastando en ello cantidades exorbitantes, o se com- praba por sesenta florines de oro. Todo esto pasó a la historia ( a la Historia de la Edad Media) el día que un "hombre de muy alto ingenio, sin saber muchas letras", apareció en Andalucía vendiendo libros de estampa, m~ichosy baratos, en sustitución de Ios libros de mano, pocos y caros, que se conocían hasta entonces. Este hom- bre se llamaba Cristóbal Colón, primer heraldo conocido en nuestra patria del gran invento de Gutenberg. Muy pronto el valor o coste de los libros había de ser asunto que no ha- bría que ir a investigar en los protocolos notariales, porque el Consejo Real se encargaría de tasar en unos míseros maravedís cada pliego, tasa que tendría que figurar impresa al volver la portada de cada obra, para defensa del cu- rioso lector, cortapisa de autores y libreros desaprensivos y abaratamiento de la cultura. Ya podía escribirse ... iEl Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la iMancha!, pues, a tres maravedís y medio cada pliego, y que Unamuno venga luego y escriba sobre esta tasa lo que quiera. El público podrá leer el "Qui- jote" por doscientos noventa maravedís y rnedio; ni siquiera los 300, en gracia a los números redondos. Pero contra esta o frente a esta prosaica y material estimación del libro se levanta en la opinión pública la estimación moral, la valoración espiritual de los partos de la inteligencia, expuestos a la puerta de cada cual por el fácil y fecundo arte de imprimir. Sin embargo, el himno que nuestros autores clási- cos entonan en loor del libro no es monorrimo. Hay diversidad de opiniones sobre el valor de la lectura, y a esclarecer esta topinión se enderezan los textos que aquí voy a citar. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.4, julio-diciembre 1946

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