Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
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La representación de La fiera, el rayo y la piedra, en las fiestas
por el triunfo del Felipe V (Lima, 1707)
adecúan a la hora histórica en la que
la comedia se representa y a la que
sirven, por muy circunstancial que
sea su motivación» (1989, p. 60). No
es mi intención describir aquí toda la
bibliografía existente en relación con
la obra, sino aquellas que pueden
destacarse. De acuerdo con este
criterio, procederé a mencionar
dichas investigaciones.
Para empezar, Aurora Egido
ofrece dos textos (1989b y 1989c)
que abordan los problemas
escenográficos de esta obra.
Respecto al primero, según explica,
al tener la comedia diferentes puestas
en escenas, se presenta la posibilidad
de que también haya una «evolución
temporal en los cambios de gusto
así como las transformaciones que
la obra sufrió fuera del control del
autor de la misma» (1989b, 236).
Esto puede acarrear problemas de
escenografía y de crítica textual.
Sobre el segundo artículo (1986c),
se refiere a las variantes escénicas
de Vera Tassis y la valenciana, y al
empleo del escenario tridimensional
en perspectiva diseñado por Baccio
del Bianco que se modifica en las
posteriores puestas en escena. Del
mismo modo, Egido cuenta con otras
dos valiosas investigaciones. Por un
lado, su edición crítica de La fiera, el
rayo y la piedra (1989a), —con la que
estoy trabajando—, en la que no solo
explica la obra desde una perspectiva
filológica, sino que, además, ofrece
datos sobre el uso de la maquinaria
teatral, establece conexiones entre
Calderón y Velázquez a partir de la
cueva de las Parcas y la fragua de
Vulcano, comenta las reflexiones
existentes en La fiera, el rayo y la
piedra en torno a Pigmaleón y la
teoría del arte y la materia mitológica
clásica, entre otros aspectos. Por
otro lado, está su artículo en el que
se enfoca en el uso del telón que se
fabricó como «jeroglífico de la fiesta a
la que se sirve» (1991, p. 388).
Por su parte, F. Javier Bravo Ramón,
pretende indagar los diferentes niveles
en lo que se utilizan las referencias
clásicas presentes en esta obra. Bravo
Ramón propone, además, que esta
materia clásica en Calderón resulta
ser «una complejidad acorde a sus
planteamientos literarios y escénico»
(2013, p. 149).
En el caso de Lavinia Barone (2014),
la autora indaga en el elemento
cómico de esta obra, sobre todo, en
los graciosos y en cómo el elemento
clásico o el mito es rebajado y
vulgarizado con el fin de apelar a la
risa.
La propuesta central del trabajo de
Katrina Powers (2015) es posicionar
a Anajarte en una tradición literaria,
pasando por Ovidio, Garcilaso y
Lope de Vega; y, posteriormente,
compararla con las otras. Así, esto
le permite sostener que es posible
contemplar tal personaje, en la
comedia de Calderón, como menos
simbólica que sus predecesoras y, por
el contrario, más humana.
Algo similar ocurre con los dos
ensayos de Carmen María López