Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
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Bibliotecas, libros y lectura en el Perú colonial: revisión bibliográfica
mediados del siglo XVIII, la Biblioteca
de San Pablo contaba con casi 40,000
volúmenes. Dato cuestionado por
Guibovich (2013), quien menciona
que el tamaño de la colección de
libros de la Biblioteca del Colegio San
Pablo era de 9,224 cuerpos de libros.
Oliver (2004) menciona que, de
acuerdo con el inventario iniciado en
diciembre de 1767, se registran 9,224
volúmenes de la biblioteca común, a
los que se suman 395 volúmenes de la
librería menor, más 3,267 volúmenes
situados en los aposentos, arrojando
un total de 12,886 volúmenes (p. 818).
Macera (1977) dice que tal vez
exageraba el oidor Domingo Orrantia
al calcular en 35,000 los libros del
colegio limeño de San Pablo.
Respecto de la organización de
las colecciones bibliográficas, Martín
(1971) sostiene que la biblioteca estaba
organizada de manera científica
basándose en que entre sus libros se
encontraron copias de catálogos de
otras bibliotecas europeas. Guibovich
(2013), en cambio, no encuentra
fundamento para tal afirmación,
basándose en lo desordenado
del inventario elaborado en 1767,
posterior a la expulsión.
Sobre la Biblioteca de San Pablo,
pareciera que existe la necesidad
de mostrarla como un modelo de
desarrollo alcanzado y de nostalgia
de lo perdido. Hampe menciona que
falta desarrollar para las bibliotecas
peruanas un estudio como el
planteado por Francois Géal (2000)
que estudia las representaciones
imaginarias de las bibliotecas de
la España de los siglos XVI y XVII.
Grandes bibliotecas que responden a
configuraciones idealizantes que se
mantienen en la memoria colectiva,
una línea de aproximación que no
corresponde a lo real histórico. En
la línea de pensamiento de Geal,
se puede decir que las bibliotecas
coloniales peruanas tenían un modelo
europeo y lógicamente trataban de
imitar a la biblioteca del Escorial, que
era una institución al servicio de una
política de prestigio.
Indios y negros con libros
Guibovich (2017b) trata sobre la
posesión y consumo de los libros
entre los indios partiendo por la
política de alfabetización orientada
a la élite de la población nativa por
parte de la corona española; luego
el tipo de lecturas, generalmente
doctrinarias, evangelizantes; y hace
referencia a los pocos testimonios
existentes sobre indios con libros,
generalmente miembros de la élite
indígena, caciques con interés
preferente por lecturas jurídicas.
«La apropiación de los textos si bien
favoreció la conversión al cristianismo,
también nutrió las agendas políticas y
sociales de los pobladores andinos y,
de esta manera, entraron en conflicto
con las prácticas y discursos de los
colonizadores» (Guibovich, 2017a, p.
191).
Adanaqué y Vega, en Los libros
del liberto: ¿plebe ilustrada en Lima
colonial? (2006), tratan sobre el negro