Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
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Un acercamiento al estudio de don Mariano Felipe Paz
Soldán: investigador, ministro y bibliófilo
An approach to the study of don Mariano Felipe Paz Soldan:
researcher, minister and bibliophile
Henry Barrera Camarena
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Contacto: henrybarrera20@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-6242-7179
ISSN- e: 2709-5649-pp 52-82
Resumen
El texto busca contribuir al
estudio de don Mariano Felipe Paz
Soldán, uno de los más prolíficos
intelectuales del siglo XIX. Para ello,
nos centraremos en cuatro aspectos:
su faceta de investigador; el impulso
que dio al progreso de la Biblioteca
Nacional siendo ministro de Justicia;
su reacción ante la ocupación de
Lima en 1881 por el ejército chileno
en el contexto de la Guerra del
Pacífico; y finalmente, lo que significó
la compra que hizo el Estado peruano
de su biblioteca particular luego
de su fallecimiento, con el fin que
vaya a incrementar los fondos de la
Biblioteca Nacional. La adquisición
comprendió invaluables manuscritos,
planos y periódicos, en muchos casos
únicos o difíciles de conseguir en el
medio y que poseían un gran valor
histórico.
Palabras Clave: Mariano Felipe
Paz Soldán, Biblioteca Nacional,
intelectual, ministro, guerra del
Pacífico, bibliófilo
Absract
The text seeks to contribute
to the study of don Mariano Felipe
Paz Soldan, one of the most prolific
intellectuals of the 19th century.
To this end, we will focus on four
aspects: his facet as a researcher;
the impulse he gave to the progress
of the National Library as Minister of
Justice; his reaction to the occupation
of Lima in 1881 by the Chilean army
in the context of the War of the
Pacific; and finally, the significance of
the purchase made by the Peruvian
State of his private library after his
death, with the aim of increasing
the holdings of the National Library.
The acquisition included invaluable
manuscripts, plans and newspapers,
in many cases unique or dicult to
obtain in the environment and that
had a great historical value.
Keywords: Mariano Felipe Paz
Soldan, National Library, intellectual,
minister, War of the Pacific, bibliophile
Recibido: 2023-06-19 / Revisado: 2023-10-25 / Aceptado: 2023-10-31 / Publicado: 2023-12-14
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Henry Barrera Camarena
Introducción
1
Su hermano José Gregorio, rector de la Universidad de San Marcos en 1862, empleó sus materiales para iniciar
la publicación de los Anales Universitarios del Perú. Por su parte, el bibliófilo chileno Benjamín Vicuña Mackenna
agradeció en la parte inicial de su obra La revolución de la independencia del Perú a Paz Soldán por permitirle revisar
y fichar parte de su biblioteca personal, al cual consideraba «la más rica colección de manuscritos, contemporáneos
sobre la historia de América que existe en el Perú» (1860, p. 34). Años después, en 1873, el bibliógrafo boliviano Gabriel
René Moreno, durante su paso por Lima, también revisó los documentos originales, tanto públicos como privados, de
la biblioteca de Paz Soldán, útiles a sus propias investigaciones (René, 1876, p. 122). Por solo mencionar algunos casos.
En ocasiones se desprendía de algunos de sus libros, posiblemente duplicados, a favor de sociedades limeñas. En julio
de 1876 donó 61 volúmenes a la biblioteca de la Sociedad Amantes del Saber (El Siglo, 1 de agosto 1876).
En la segunda parte del siglo
XIX hubo en Lima importantes
intelectuales, como Agustín de la
Rosa Toro, Manuel de Odriozola,
Pablo Patrón, Ricardo Palma, José
Toribio Polo, Manuel de Mendiburu,
Félix Cipriano Coronel Zegarra y, por
supuesto, Mariano Felipe Paz Soldán,
entre otros más. Hablar de Paz Soldán
supone aludir a un intelectual en
toda su dimensión, lo que permite
estudiarlo desde distintas aristas. En el
presente trabajo se aborda el estudio
de su figura y relevancia desde los
siguientes puntos: en primer lugar,
desde su labor como investigador
y el interés por conocer nuestro
país y divulgar documentos inéditos
que permitan reconstruir la historia
nacional. En segundo lugar, desde
el rol que cumplió como ministro
de Justicia, Instrucción, Culto y
Beneficencia en dos periodos y,
específicamente, desde el papel que
jugó en el impulso del progreso de
la Biblioteca Nacional, a sabiendas
de los valiosos materiales que en
ese lugar se custodiaban. En tercer
lugar, desde su reacción ante la
ocupación de Lima en 1881 por el
ejército chileno en el contexto de
la guerra del Pacífico. Y, en cuarto
lugar, desde su lado bibliófilo, que se
reflejó en la compilación que hizo de
manuscritos, textos, planos y diarios
que con el tiempo conformaron una
biblioteca privada como pocas en la
ciudad que, tras su defunción, pasó
a manos de la Biblioteca Nacional,
luego de las negociaciones hechas
entre su hijo Carlos Paz Soldán y el
Estado peruano.
Paz Soldán y su labor como
investigador
Natural de Arequipa, Mariano
Felipe Paz Soldán fue un gran
estudioso, erudito y coleccionador de
libros, cartas y papeles antiguos sobre
el Perú. Según Porras Barrenechea
«se puede decir que lo vio todo, lo
leyó todo y lo fichó todo» (1951, p.
81). Llegó a ocupar relevantes cargos
en el aparato estatal, y facilitó parte
de su biblioteca personal para que sus
amigos y familiares recolectaran los
datos que fuesen de su interés
1
.
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Un acercamiento al estudio de don Mariano Felipe Paz Soldán:
investigador, ministro y bibliófilo.
2
Palma, en una carta que remite a BenjamínVicuña Mackenna en 1878, alude a una tertulia nocturna del mariscal
Ramón Castilla realizada entre 1859 y 1860. En ella concurrieron el propio tradicionista y Paz Soldán. El tema de
discusión giró sobre Bernardo de Monteagudo y Faustino Sánchez Carrión. Paz Soldán defendió la figura de Sánchez
Carrión, postura que exaltó al mariscal Castilla, quien era un férreo opositor del «Solitario de Sayán» (Palma, 1949, p.
43-44. Tomo I).
3
Natural de Lima, nació en 1839, sus padres fueron Ange-René-Marie Rouaud y Josefa Paz Soldán. Manuel Rouaud
exploró por cuenta del gobierno peruano los inhóspitos terrenos del Amazonas, con la mira de demarcar los límites
con Brasil. Allí se dirigió por primera vez, procedente de Francia, en 1866, donde fue herido por flechas lanzadas por los
indios nativos. Ante el ataque tuvo que ir a Pará, no teniendo otra opción que se le ampute una pierna para poder salvar
su vida. De Pará se dirigió a Nueva York, y luego a Lima, permaneciendo en la capital por unos años como archivero
del Ministerio de Relaciones Exteriores. El 21 de junio de 1870 se publica su trabajo Resumen de las observaciones
meteorológicas hechas en Lima durante el año de 1869; su objetivo era empezar a reunir datos sobre la climatología
de Lima. Pese a su estado, Manuel Rouaud retorna al Amazonas, al frente de la comisión que tendría que demarcar los
límites entre el Perú y Brasil. Junto a sus compañeros exploraba el río Yapurá, cuando es atacado por la fiebre y, tras
perder la razón, fallece el 29 de setiembre de 1872 (El Nacional, 6 de diciembre de 1872).
Asimismo, participó en tertulias
realizadas en la capital, aunque es
muy poco lo que se conoce sobre
este punto
2
.
Paz Soldán se desenvolvió en
distintos campos del saber humano,
en todos ellos sobresalió con luz
propia, pero destacó de manera
descollante en la geografía e historia.
En torno al primero, es meritorio
mencionar la continuación que hizo
de la obra inconclusa que dejara
su hermano Mateo Paz Soldán,
referente a un tratado de geografía,
matemática, física y política. Para eso,
el 23 de mayo de 1861 el gobierno
peruano lo autorizó para que viaje a
Europa, junto a su sobrino Manuel
Rouaud y Paz Soldán
3
, con el fin que
la imprima. Ambos se embarcaron del
Callao el 13 de junio y retornaron el
2 de diciembre. Antes de regresar se
aseguraron de dejar todo listo para
que el libro sea impreso. El primer
tomo de la obra se publicó en 1862
bajo el nombre Geografía del Perú, en
la ciudad de París. En un momento
en que los límites geográficos del
país eran imprecisos, Mariano Felipe
añadió al trabajo de su hermano la
división política de los departamentos,
provincias, distritos, incluyendo sus
límites. Para cumplir ese cometido,
tuvo que revisar en Europa libros y
documentos relativos al Perú (Paz
Soldán, 1862, p. VI).
Para su mayor divulgación,
en los meses siguientes Mariano
Felipe remitió ejemplares a distintas
personalidades e instituciones
americanas y europeas; su meta era
divulgarla en el contexto internacional.
Una entidad que reconoció la
envergadura del estudio del escritor
peruano fue la Sociedad Geográfica
de París. Su secretario general, el
célebre geógrafo Malte Brun, le envió
un oficio el 20 de noviembre de
ese año, el que se reproduce en su
totalidad:
La Sociedad de Jeografía [sic] ha
recibido el hermoso y sustancial
volumen de la Geografía del Perú […],
ella me encarga de hacerle saber las
expresiones de su agradecimiento, y
yo por mi parte me apresuro a unir
las mías, por el honor que me ha
hecho U. mandándome también un
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Henry Barrera Camarena
ejemplar. Se hará mención de ella en
nuestro informe verbal en la sesión
de 7 de diciembre, de su obsequio,
y esta obra, la más completa de
cuantas se han escrito hasta el
día sobre el país de U., que viene
a enriquecer nuestra biblioteca.
Los amigos de la ciencia desean
ver concluido con prontitud el
monumento que U. y su malogrado
hermano han elevado a su patria. (El
Comercio, 10 de enero de 1863, p. 2)
Con el éxito y buena cogida
del primer tomo, es que en 1863
publica en la misma ciudad y
casa editorial el segundo tomo,
Compendio de Geografía, en el que
presenta los principios básicos de la
geografía, astronomía y navegación.
Curiosamente, cuando se publicaba
en París este tomo, a Lima todavía no
llegaba el primero. Recién a principios
de marzo de 1863 se anunció el arribo
del primer tomo; el segundo tendría
que esperar.
Paralelo a esto, Paz Soldán
preparaba sus propios trabajos, fruto
de años de estudio e investigación. En
1865 sale a la luz Atlas Geográfico del
Perú, primero de su género en el país, y
en el que conjugó los últimos aportes
geográficos peruanos, insertando
68 láminas a color y gran tamaño
que representan los mapas de los
departamentos, planos de ciudades y
vistas panorámicas (Chaumeil, 2012,
p. VI).
Posteriormente, en 1877, presenta
su Diccionario geográfico estadístico
del Perú, en el que añade mayores
y nuevos datos a comparación de
su texto anterior. El autor ya había
culminado el libro para 1875, y los
medios locales lo anunciaban con gran
expectativa, destacando el esfuerzo
invertido en recopilar, ordenar y
clasificar información estadística,
además de recorrer gran parte del
territorio nacional (El Comercio, 30
de junio de 1875, p. 2). Sin embargo,
Paz Soldán dedicó dos años a pulir el
material hasta su publicación, el 10 de
agosto de 1877. En el Diccionario… se
recogen los nombres geográficos de
todas las provincias, con indicación de
su etimología en lengua indígena, su
posición astronómica, su calificación
administrativa y sus características
naturales (Hampe, 1997, p. 211).
Con este tipo de trabajo, el Perú fue
el segundo país sudamericano en
poseer un diccionario geográfico;
solo después de Chile, en donde
Francisco Solano Asta-Buruaga
publicó su Diccionario Jeográfico
en 1867. En tanto que en Argentina
Nicolás Grondona se encontraba
preparando su Diccionario geográfico
de la República argentina. Por todos
sus aportes cartográficos y erudición,
Paz Soldán llegó a ser miembro
correspondiente de la Real Sociedad
Geográfica de Londres, de Lisboa,
de Lyon, de Humboldt (México) y
del Instituto Geográfico Argentino
(Paz Soldán, 1888, p. XXVIII). Con
lo reseñado hasta el momento,
Paz Soldán ya era un intelectual
universal. Sus trabajos se conocían,
leían y citaban en los principales
países europeos. Escasos escritores
peruanos podían sostener que sus
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Un acercamiento al estudio de don Mariano Felipe Paz Soldán:
investigador, ministro y bibliófilo.
4
El político arequipeño Benito Laso murió el 13 de enero de 1862. Antes de su partida le regaló su colección completa
del periódico El Sol del Cuzco. Los unió una estrecha amistad, Paz Soldán admiraba sus versos satíricos y la forma
cómo reducía a apotegmas los principios de la política y la moral. Los borradores de esos escritos los conservaba su
hijo, los cuales el publicista peruano tenía la intención de conseguir y publicar (Anónimo, 1956-1957, p. 345).
⁵Según Francisco Quiroz, en este trabajo la independencia es el hito que marca el inicio de la nación peruana,
iniciándose un periodo de formación enteramente nuevo, cuantitativa y cualitativamente (2010, p. 371). Como dato, el
índice borrador de los dos primeros tomos de la Historia del Perú independiente se conserva en la Biblioteca Nacional
del Perú. BNP. Fondo Antiguo. Código F-939.
obras se encontraban en importantes
bibliotecas del viejo continente; ese
fue un gran mérito que tuvo.
En el campo histórico, Paz Soldán
perteneció a una generación de
historiadores románticos que se
benefició con la estabilidad política
y del proceso de consolidación del
Estado, iniciado en la era del guano
(Dager, 2022, p. 19). Su inteligencia
estuvo fuera de discusión, dominaba
varias lenguas extranjeras y su
hogar fue el centro de acopio de
los materiales bibliográficos que
coleccionó en buena parte de su
vida. No escatimaba en desembolsar
dinero para adquirir los libros que
le llamaban la atención, tanto por
motivos académicos como por
coleccionismo. De cierta manera, la
potente biblioteca que forjó se debió
al envío recíproco que mantuvo con
instituciones foráneas, el obsequio
que le hicieran sus amistades
4
, su
asidua frecuencia a las librerías
limeñas y el intercambio. Al respecto,
José de la Riva Agüero indicaba: «No
ha tenido rival la colección particular
que formó de libros, folletos,
periódicos y manuscritos relativos
al Perú moderno» (1910, p. 456).
Esa colección es la que le permitió
publicar a partir de 1868 su famosa
Historia del Perú independiente.
Este trabajo reúne información
personal perteneciente a Paz Soldán,
testimonios de particulares, así como
la revisión que hizo de las fuentes
impresas e inéditas de la Biblioteca
Nacional y de otras instituciones.
El primer tomo se publica en
Havre (Francia). En ese momento
Paz Soldán se hallaba en Lima, así
que un personaje que jugó un rol
clave en su empuje fue el intelectual
Luis Benjamín Cisneros, quien por
entonces era el cónsul peruano
en esa ciudad. Cisneros estuvo
encargado de vigilar y cuidar todo
lo concerniente a la impresión del
primer tomo. Ambos intercambiaron
muchas cartas, muchas de las cuales
aún se conservan en el archivo familiar
de los Paz Soldán. Las primeras en
torno a este asunto se remontan a
enero de 1868, en las que Paz Soldán
requiere que Cisneros coordine con
Aubert, el editor, para la pronta salida
del libro. En los meses siguientes se
siguen comunicando, dando cuenta
de los avances en la imprenta, hasta
que finalmente Cisneros anuncia a
Paz Soldán sobre la publicación de la
obra, al tiempo que le remite varios
ejemplares. En diciembre Paz Soldán
informa la recepción de un «cajoncito
conteniendo los siete volúmenes
de la Historia; lo abrí con ansiedad.
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Henry Barrera Camarena
Gracias, mil gracias, amigo mío, por
todo cuanto ha hecho…» (Paz Soldán,
1939, p. 329). Esos siete volúmenes
eran para sí mismo y para repartirlos
a amigos específicos. El público lector
tuvo que esperar hasta los primeros
días de febrero del siguiente año,
en que empezó a ser vendida en la
librería filial limeña de Aubert y Ca.⁶
Paralelamente a lo acotado,
Paz Soldán ocupaba el cargo de
Superintendente de la Escuela de Artes
y Oficios, labor que quedó suspendida
cuando el gobierno de José Balta,
conociendo la trascendencia de su
obra histórica, el 7 de marzo de 1869
le concede una licencia por ocho
meses para que pueda ir a Europa,
con el sueldo que disfrutaba, a fin
de que atienda los quehaceres de la
publicación de los tomos restantes de
la Historia del Perú independiente (El
Nacional, 8 de marzo de 1869, p. 4)⁷.
En 1870 aparece el segundo tomo; el
tercero, en 1874; el cuarto, en 1888,
publicado de manera póstuma por
su hijo Carlos⁸; y el quinto, en 1929,
impreso por su nieto Luis Felipe.
⁶Uno de sus más famosos lectores fue Francisco Javier Mariátegui, quien lo criticó ásperamente en artículos
publicados en el periódico El Nacional de ese mismo año. Pese a la polémica surgida, esta colección, al lado del
Diccionario histórico-biográfico del Perú de Manuel de Mendiburu, son las dos mayores síntesis históricas que se
imprimieron en el siglo XIX (Pacheco, 1963, p. 529).
⁷El Instituto Riva Agüero (IRA) custodia el catálogo de los libros, folletos y periódicos que empleó Paz Soldán para
redactar su Historia del Perú Independiente, y que como el mismo autor señala, formaron parte de su archivo personal.
IRA. Archivo Paz Soldán. PAZ-S-DR-26, s. f.
8
Se desconoce el principal motivo por el cual no continuó con el cuarto tomo. Una pista se deriva de una carta que
el bibliógrafo René Moreno envía a Paz Soldán el 7 de marzo de 1875. En ella le hace llegar su ansia por que pronto
el publicista peruano publique el cuarto tomo de su Historia del Perú independiente, pero reconoce que es de mayor
interés público su Diccionario, por los beneficios que traería a su patria (Hampe, 1997, p. 228). Como se verá en el
artículo, las constantes ocupaciones de Paz Soldán, sumadas a su viaje a Argentina, pueden responder el por qué no
terminó su magna obra.
Otro trabajo inconcluso que dejó Paz Soldán fue el Nuevo atlas geográfico del Perú, dedicado a la juventud
peruana, y que su hijo Carlos publicara en 1887. Una relación de todos sus escritos puede encontrarse en Ortiz de
Zevallos Paz Soldán, 1971, pp. 28-30.
La década de 1870-1880 fue un
periodo que se caracterizó por el
desarrollo de la literatura nacional. En
este punto, es relevante mencionar
al Club Literario, espacio de reunión
y discusión de diversas temáticas, en
especial ciencias y letras; así como a
las distintas veladas literarias llevadas
a cabo en la capital. En lo histórico, se
cuenta con las iniciativas particulares
por la investigación, descubrimiento
y propaganda de documentos. Pero
faltaba algo más en este campo, y
era la circulación de un medio difusor
orgánico que reúna e impulse la
divulgación histórica. Se tomó como
referencia a Chile con la Revista
Chilena (1875-1880); en ese sentido,
la gestación de la llamada Revista
Peruana venía a llenar ese vacío. Se
sabe que al menos desde 1878 ya
rondaba la idea de fundarla, y que
distintas personalidades mostraron su
apoyo en llevarla adelante.
El 20 de enero de 1879 Paz Soldán
publica, junto a su hijo, el primer
número de la Revista Peruana (1879-
1880), en el que reúne artículos de
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Un acercamiento al estudio de don Mariano Felipe Paz Soldán:
investigador, ministro y bibliófilo.
destacados académicos; tales como
Ricardo Palma, Manuel de Mendiburu,
José Casimiro Ulloa, Sebastián Lorente,
Félix Cipriano Coronel Zegarra,
Manuel González de la Rosa, Enrique
Torres Saldamando, el mismo Paz
Soldán, y otros distinguidos escritores.
La revista surge en un contexto
político complejo, las relaciones
diplomáticas entre Perú y Chile eran
tensas, y lo serían más ante el inicio
de la guerra. Pese a ese escenario,
Paz Soldán y su hijo continuaron con
su loable empresa, y la mantuvieron
hasta donde las circunstancias lo
permitieron. La orientación de la
revista fue básicamente histórica, en
menor medida literaria, y con el claro
propósito de dar a conocer «sucesos,
personajes y documentos del
pasado»; además de dejar plasmados
los acontecimientos que en esos
momentos sucedían en el Perú. Si
bien la revista está dividida en cuatro
volúmenes, al comienzo la publicaban
por entregas, de ochenta páginas
cada una. La idea era que salga el
quince de cada mes, pero la primera
es del 20 de enero, los siguientes
son del 6 de febrero, 16 de febrero,
01 de marzo y 20 de marzo. El hecho
que sean entregas responde el por
qué los artículos están separados en
diferentes páginas de cada volumen.
A modo de ejemplo, el trabajo de
Coronel Zegarra titulado Yo el Rey:
ensayo histórico, está presente en las
páginas 49-65, 118-123 y 195-204 del
primer volumen.
Las entregas tenían el rango de
diez a veinte días, ello se puede
rastrear a través de la prensa limeña,
que también recibía un ejemplar e
inmediatamente en la edición de la
tarde o al siguiente día lo daban a
conocer en su sección de «crónica»
o «noticias del día». Pero al comenzar
la guerra con Chile en abril de 1879
se complica el rastro, a causa de
que los diarios dieron mayor cabida
a los temas políticos y diplomáticos
y en mucha menor medida a lo
bibliográfico. Esporádicamente el
público general podía enterarse si ya
había salido una nueva entrega; solo
los suscriptores y amigos cercanos
tenían la «primicia», al menos en un
primer momento. En base a esto, Paz
Soldán comunicó que a partir de las
entregas que conformarían el cuarto
tomo (1880), la periodicidad sería
mensual.
Justamente el último número
de la revista salió en mayo de tal año
(Moreyra, 1974, p. 44).
Paz Soldán no tardaba en revisar
todo aquello que se publicaba en
el Perú y en el extranjero referente a
la historia nacional, y si ameritaba su
crítica no dudaba en darla a conocer.
En la segunda entrega de la revista,
en febrero de 1879, se encuentra un
artículo suyo referido al reciente libro
del chileno Gonzalo Bulnes, Historia
de la campaña del Perú en 1838,
publicado en 1878 (El Comercio, 6 de
febrero de 1879). En el artículo pone
en tela de juicio la imparcialidad de
Bulnes, quien por ser hijo del general
Manuel Bulnes no tendría la mirada
acuciosa de los hechos y, por ende,
no cuestionaría el accionar de su
progenitor. Además, por la limitada
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Henry Barrera Camarena
documentación revisada, siendo
mucha de ella subjetiva, no brinda un
panorama objetivo de la participación
peruana en el fin de la Confederación
Perú-boliviana (1839)⁹.
La respuesta sureña no demoró
en aparecer. En el tomo XIV de la
Revista Chilena, publicado en agosto,
Julio Bañados Espinosa, uno de
sus directores, defendió la postura
y juicio de Bulnes en su libro. No
titubea el comparar metafóricamente
las ideas de Paz Soldán como
ataques bélicos contra su país, en un
momento en que la guerra se estaba
desarrollando. Sostiene que el escritor
peruano guarda un rencor contra
los suyos. No siendo esto suficiente,
intenta minimizar la Revista Peruana,
catalogándola de «una revista literaria
que se da de seria…» (1879, p. 74)
10.
En 1879 también sale a la luz la
Biblioteca Peruana, como resultado de
esa incansable tarea de recopilación
de materiales históricos, publicación
que constituye un «amplio registro de
libros, periódicos, historias, biografías
y relatos de viaje, correspondiente
tanto a la etapa colonial como a la
republicana» (Hampe Martínez, 1997,
p. 209). Se trató del primer texto
10
Pese a esta postura cuestionable, la intelectualidad chilena leía con detenimiento las entregas de la Revista Peruana,
conocían de la calidad de los escritores peruanos. El bibliógrafo José Toribio Medina, por ejemplo, esperaba que se
publique pronto un escrito de Palma referente a una obra suya, Historia de la literatura colonial de Chile (1878) (Ovando
Sanz, 1996, p. 325). El escrito salió en el tercer volumen de la revista (1879), redactada por Manuel González de la Rosa,
y no por Palma. Si bien González de la Rosa realiza algunas observaciones a su obra, también lo felicitaba por la notoria
bibliografía que revisó, pues sería útil para una futura historia literaria del virreinato peruano.
nacional de esa envergadura, más allá
de las falencias que pudiera presentar,
en especial al no precisar muchos datos
que inserta o dejarlo incompletos.
El propio Paz Soldán reconocía esas
limitaciones, pero también sabía
que su Biblioteca Peruana sería la
base de futuras investigaciones que
perfeccionarían lo hecho por él. Paz
Soldán fue el iniciador del acopio de
información bibliográfica sobre el
Perú (Tauro, 1952, p. 414). A decir de
Jorge Basadre:
Para valorizar el significado de
Paz Soldán como recolector y
organizador de fuentes históricas
sobre el periodo nacional de la
historia del Perú, basta pensar
en la catástrofe silenciosa que
habría ocurrido si no realizaba
esa labor. Muchas publicaciones
y no poco inéditos hubiéranse
perdido irremediablemente. Él solo
reemplazó a este respecto, sin ser
hombre rico, al Archivo Nacional
y a la Biblioteca Nacional en todo
el periodo anterior a la guerra con
Chile. El patrimonio cultural del país
quedó así, en buena parte, salvado
frente a la incuria o a la pasividad o a
la falta de recursos del Estado (2014,
p. 113. Tomo VIII).
Para darle mayor peso a su argumento, Paz Soldán inserta un artículo de Vicuña Mackenna, en donde descalifica a
su compatriota por la postura que defiende al no ser completamente apegada a los hechos.
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Un acercamiento al estudio de don Mariano Felipe Paz Soldán:
investigador, ministro y bibliófilo.
Esas falencias presentes le hicieron
merecedor de cuestionamientos
de René Moreno en su Biblioteca
Peruana (1896), quien no se limita a
minimizar este texto de Paz Soldán,
también alude a su Diccionario…,
catalogándolos como «meras
listas de libros, son perfectamente
inservibles a la bibliografía» (1896, p.
137). Pese a la amistad que los unía
desde 1873, cuando René Moreno
estuvo en Lima, y que mantuvieron
aun cuando éste regresa a su país,
al menos hasta 1878, no observa en
Paz Soldán el suficiente concepto
acerca de la bibliografía ni como arte
ni como ciencia. Aunque su postura
no le impide reconocer la sección
referida al índice de periódicos
11
. Por
esa razón, acepta que la biblioteca
particular de Paz Soldán, alusiva a
gacetas o periódicos peruanos, es
única y casi inalcanzable. No era
cuestión de dinero o lo que se estaba
dispuesto a gastar por conseguir una
biblioteca similar, sino la dedicación y
los años que invirtió nuestro escritor
en forjar esa tremenda biblioteca que
poseyó.
Ministro de Justicia, Instrucción,
Culto y Beneficencia
Paz Soldán ejerció diversos cargos
en el aparato estatal y cumplió sus
funciones a cabalidad, lo que le valió
el respeto social. En esta oportunidad,
11
El índice, hecho en orden alfabético, daba noticia de cada periódico, con la descripción de su formato, caracteres,
directores y redactores, y para complementarlo lo acompañaba un índice cronológico (Porras, 1963, p. 297).
nos limitaremos a analizar su papel
al frente del ministerio de Justicia,
Instrucción, Culto y Beneficencia,
cartera a la que estuvo adscrita la
Biblioteca Nacional. De ese modo,
veremos la importancia que le dio al
progreso de dicha institución.
La primera incursión de Paz
Soldán en este ministerio sucedió
el 28 de octubre de 1869, cuando
el presidente José Balta lo nombra
ministro de ese despacho. Una de las
medidas urgentes a realizarse en la
Biblioteca Nacional era su refacción.
Había pasado casi medio siglo desde
que el general José de San Martín la
fundó en 1822 en lo que antes era el
Colegio de la Libertad, perteneciente
a los jesuitas, por lo que requería
de mantenimiento ante el probable
colapso de varios de sus ambientes. El
más preocupante fue el segundo piso,
así que el 8 de noviembre se dispuso
que se lleve adelante el arreglo de
ese sector. El clérigo Francisco de
Paula González Vigil, director de
la Biblioteca Nacional, recibió la
responsabilidad de estar al frente
de los trabajos (El Nacional, 9 de
noviembre de 1869, p. 4). Era penoso
que la principal institución cultural
del país se encontrara en ese estado.
Paz Soldán conocía perfectamente
el valor de los materiales que ahí se
custodiaban; entonces, para asegurar
su conservación, se debía de partir
por contar con un local con las
Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
61
Henry Barrera Camarena
condiciones mínimas de seguridad.
Si bien la noticia de la refacción de
la Biblioteca Nacional era alentadora,
no pasaron ni unas semanas y
pronto aparecieron los primeros
entorpecimientos. El ministro de
Justicia ordenó que esto sea prioridad
frente alguna otra actividad, a la vez
que destinó mil soles semanales
hasta su conclusión (El Nacional, 26
de noviembre de 1869). A pesar de
este empuje, no fue suficiente, y el
8 de mayo de 1870 Paz Soldán giró
un libramiento con la suma de diez
mil soles para solventar la obra de
refacción (El Comercio, 9 de mayo de
1870). Sin embargo, debido a que Paz
Soldán dejó el cargo a los pocos días,
el 27 de ese mismo mes, la ansiada
refacción no se concretó.
Paz Soldán, como gran conocedor
de manuscritos antiguos, sabía de la
existencia de documentos referidos
a la historia del Perú en diversas
bibliotecas y archivos europeos. En
diciembre de 1869 corrió la noticia
que el viajero, diplomático y escritor
estadounidense Ephraim George
Squier halló en la Biblioteca Nacional
de Francia un manuscrito titulado
«Relación de todo lo sucedido en la
provincia del Perú desde que Blasco
Núñez de Vela fue enviado por su
majestad a ser visorrey de ella», y que
data de 1543
12
. Squier no era un extraño
en el medio, estuvo en Lima en 1863
como comisionado norteamericano
12
Existen tres versiones manuscritas de este documento. Una ubicada en la Biblioteca Nacional de Francia; otra, en
la Biblioteca Real de Madrid; y una tercera, en el Archivo General de Indias (2003, pp. 24-25).
13
En 1876 se publicó el catálogo de biblioteca; en él se encuentra gran cantidad de materiales americanos, entre
ellos, el Perú.
que buscaba solucionar las tensiones
entre el Perú y su país, surgidas a raíz
de la explotación del guano (Mould,
1986). Su estadía la aprovechó para
recorrer parte del territorio nacional,
y su interés por la investigación lo
llevó a relacionarse con intelectuales
peruanos. Uno de estos fue Paz Soldán,
con quien mantuvo comunicación
luego de volver a su patria (Mould,
1986).
13
Squier ofreció entregar al gobierno
peruano una copia del manuscrito, a
cambio de que se le abonen los gastos
propios de esa labor, para lo cual elevó
un recurso ante el ministro Paz Soldán
(El Comercio, 7 de diciembre de
1869). Como la Biblioteca Nacional no
contaba con los recursos económicos
para solventar ese pedido, fue el
Ministerio de Justicia el encargado de
hacerlo sin ningún reparo. Después
de hacer el pago, Squier cumplió su
palabra y entregó la copia manuscrita.
Paz Soldán tuvo el manifiesto interés
en que este sea publicado, y empleó
su influencia ante el presidente Balta
para que decrete el 11 de ese mes
que por medio de la imprenta del
Estado se proceda a la impresión de
quinientos ejemplares. Con el decreto
en mano, lo trasladó al administrador
de la imprenta para que ejecute la
disposición y, al año siguiente, se
imprimió el texto (El Peruano, 20 de
diciembre de 1869).
Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
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Un acercamiento al estudio de don Mariano Felipe Paz Soldán:
investigador, ministro y bibliófilo.
Ante su alejamiento como
ministro, el 5 de julio de 1870 Paz
Soldán presenta su memoria de
gestión. En el documento resalta el
impulso que dio a la reconstrucción
de la Biblioteca Nacional. Además,
esbozó interesantes propuestas que
no fueron escuchadas, como las que
siguen: sugirió que en el presupuesto
del próximo año se considere
alrededor de veinte mil soles para su
finiquitación y la compra de estantes.
A su vez, propuso asignar dinero
anual para adquirir obras nuevas y que
haya más personal laborando en la
institución.
Paz Soldán volvió a ocupar el cargo
el 17 de diciembre de 1878. En esta
oportunidad, uno de sus principales
intereses era que la Biblioteca
Nacional cuente con un catálogo. Por
entonces su director era el coronel
Manuel de Odriozola (1875-1883),
quien desde que asumió el puesto en
1875 impulsaba para que esa actividad
se concrete. De esa manera, ante el
nombramiento de Paz Soldán en el
gobierno, encontró un aliado que
compartía su mismo propósito.
14
Polo ya había recibido el encargo del catálogo en 1877.
15
Con este argumento González de la Rosa trataba de realzar el importante trabajo que empezaría, pero también
de desestimar que en la Biblioteca Nacional existían dos tipos de catálogos manuscritos, uno de materias y otro
alfabético, además de la relación que se llenaba constantemente acerca de los libros que se compraban. Estos dos
catálogos eran muy básicos, hechos sin mucha profusión, por eso en 1869 Vigil esperaba que sean mejorados por
otros con técnicas sofisticadas. Empero, ello no llegó a suceder. Estos dos catálogos eran empleados tanto por los
trabajadores de la Biblioteca Nacional como por los usuarios que los requerían, aunque no faltó aquella voz que
solicitaba que sean impresos para su mayor divulgación, hecho que tampoco sucedió. Lo acotado por Vigil se tumba
el argumento que tanto se ha repetido por distintos investigadores, la ausencia de catálogo, y que penosamente
desapareció con el expolio de la institución en 1881.
Por su parte, no debe confundirse el tema del catálogo con el inventario, son dos conceptos distintos, pero
que en el siglo XIX se usaban sin mucha distinción. En 1836, a raíz del presunto robo de un texto de la Biblioteca
Nacional, se ordenó que se proceda a inventariar todas las colecciones, además que el bibliotecario Joaquín Paredes
fue destituido del cargo. Esa es la única vez que se inventarió todos los libros preguerra del Pacífico (1879-1883). Al
respecto véase Barrera, 2023.
El 14 de enero de 1879 Paz
Soldán comunicó al académico
Manuel González de la Rosa de su
nombramiento como parte de la
comisión encargada de formar el
catálogo de la Biblioteca Nacional.
Su elección se basó en el vasto
conocimiento bibliográfico que
poseía, producto de su recorrido por
las principales bibliotecas europeas
occidentales. Dos días después,
González de la Rosa respondió a Paz
Soldán, en primer lugar, le agradeció
tal gesto, luego mostró su aceptación
de trabajar al lado de José Toribio Polo
en esa labor
14
. En su respuesta acotó:
Contando con que US. nos enviará
los laboriosos e inteligentes auxiliares
que nos ha ofrecido, secundado
por el señor director y mi entendido
colega señor Polo, y más que todo,
con el apoyo y consejos de US. cuya
competencia todos reconocen me
prometo llevar a cabo en pocos
meses, lo que no se ha hecho en más
de medio siglo que lleva de existencia
la Biblioteca Nacional
15
(El Comercio,
20 de enero de 1879, p. 5).
Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
63
Henry Barrera Camarena
De ese modo, se oficializaría tres
días después la formación de una
comisión compuesta por González
de la Rosa y Polo para que procedan
a formar el catálogo. Para que el
cometido se cumpla los auxiliarían
los empleados gravantes al fisco
designados por resolución suprema.
El coronel Odriozola prestaría a
la comisión todas las facilidades
necesarias. Es de indicar que el catálogo
y su arreglo en los estantes se harían
según instrucciones del Ministerio que
dirigía Paz Soldán. La prensa informó
al público el desarrollo de esta noticia;
eran muchos los asiduos usuarios
que recurrían constantemente a
la Biblioteca Nacional a revisar el
material que era de su curiosidad, así
que la posibilidad de contar con un
catálogo los ayudaría en sus propios
fines. Prácticamente no hubo medio
escrito que omitiera este suceso, el
proyecto de catálogo se llevó todos
los reflectores (El Comercio, 18 de
enero de 1879).
16
Los dos eruditos, Polo y González
de la Rosa, recibieron alrededor de
quince instrucciones a las que se
sujetarían al momento de empezar
el ordenamiento y catalogación de
los libros (Tauro, 1964). El gobierno
giraría dinero a Odriozola para que
suministre los materiales a emplear en
la labor (El Comercio, 25 de enero de
16
También apareció la noticia en El Nacional (18 de enero de 1879) y en La Opinión Nacional (18 de enero de 1879).
17
Por una resolución suprema del 5 de julio de 1876 se declararon vigentes los dos decretos mencionados, pero
ni aun así fueron cumplidos (Tauro, 1964).
18
La medida fue complementada por otra dada el 21 de julio de 1880, en el cual el gobierno ordenó que los
prefectos y subprefectos de toda la nación impongan la multa de 10 a 20 libras esterlinas a los dueños de imprenta que
no acaten la norma, el monto iría a favor de la persona que diera aviso de este acto. La multa no eximía al impresor el
remitir los ejemplares (La Opinión Nacional, 22 de julio 1880).
1879). En los primeros días de febrero
se presentaron ante el bibliotecario
el teniente coronel Julio Martínez,
el sargento mayor Pedro Raygada
y el capitán Agustín Echevarría, con
el fin de prestar sus servicios en pro
del catálogo, según lo oficiado y
establecido por Paz Soldán en una
nota del día 30 del mes anterior.
Paralelamente al inicio de esta
actividad, Odriozola mandó un
oficio al gobierno referente al no
cumplimiento de los impresores
de remitir dos ejemplares de lo que
imprimen en sus oficinas, como están
obligados según los decretos del 8
de febrero y 31 de agosto de 1822
17
.
Se necesitaba adoptar una medida
eficaz que impida la reincidencia
de tales omisiones; por tal razón, el
4 de febrero Paz Soldán expidió la
resolución siguiente:
Que siempre que salgan a la luz
cualesquiera obra, folletos, periódicos
u hojas sueltas y los respectivos
directores o administradores de
imprenta no remitan a la Biblioteca
Nacional, el bibliotecario proceda
a comprarlos pasando el recibo del
vendedor al Ministerio de Instrucción
para que disponga que por la prefectura
del departamento se haga efectivo su
valor del impresor que haya incurrido
en la enunciada falta (El Comercio, 13
de febrero de 1879, p. 5).
18
Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
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Un acercamiento al estudio de don Mariano Felipe Paz Soldán:
investigador, ministro y bibliófilo.
El 12 de mayo el presidente
Mariano Ignacio Prado promulgó el
reglamento de la Biblioteca Nacional,
instrumento con el cual se regularizó
su administración y funciones, al igual
que el personal con el que contaría
(un bibliotecario, un subbibliotecario
19
,
dos vigilantes, cuatro conservadores,
un amanuense y un portero).
El escenario en que se publica el
reglamento era el inicio de la guerra
del Pacífico (5 de abril de 1879), en
donde los principales recursos del país
se destinaron a atender al ejército, la
marina y la compra de armamentos.
Pese a ello, llama la atención que los
empleados lleguen a la cantidad de
diez. Al analizar el pliego presupuestal
destinado a la Biblioteca Nacional en
el bienio 1879-1880 se observa que el
monto que se le asignaba estaba ceñido
al pago de los empleados, quienes
eran los siguientes: un bibliotecario,
un conservador, dos amanuenses y un
portero; es decir, la mitad.
La aprobación del presupuesto
fue en 1878, cuando aún no iniciaba
la guerra, aun así, solo se consideró
a cinco empleados. Lo propuesto
en el reglamento era beneficioso,
pero carecía de los recursos para
que se concrete. Igualmente, en el
presupuesto no se consignó para el
gasto de la catalogación, compra
de estantes, mantenimiento de las
instalaciones eléctricas. Únicamente
figuraba un monto de 80 soles anuales
19
El primero en ostentarlo fue González de la Rosa.
20
Sobre el devenir del catálogo, consultar Barrera (2022).
para la compra de escritorio y 960
soles para «el reemplazo de los libros
que se importen» (Salas, 2016, p. 359).
Una suma ínfima para las necesidades
de la Biblioteca Nacional.
La Biblioteca Nacional estaba
dentro de la sección de Instrucción
del Ministerio de Justicia, Instrucción,
Culto y Beneficencia, pero no era la
única que la conformaba, compartía
espacio con el Archivo Nacional, la
Escuela de Artes y Oficios, la Escuela
de Minas, la Universidad Mayor de
San Marcos, la Universidad Menor
del Cusco, la Universidad Menor de
Arequipa y por supuesto el mismo
Ministerio de Justicia. Si se compara
el presupuesto de todas ellas en la
partida del bienio 1879-1880 lo fijado
a la Biblioteca Nacional vino a ser 1,47
% del 100 %; fue la institución con
menor presupuesto.
El 15 de octubre Paz Soldán se
aleja del cargo de ministro, dejando
encaminado todo lo concerniente
al catálogo. Lamentablemente,
el contexto de la guerra y otras
discrepancias surgidas en el camino
no permitieron que este proyecto
se concrete en su totalidad
20
. Llama
la atención que, a pesar del apoyo
evidente que prestó Paz Soldán en
pro del catálogo, el 9 de setiembre
de 1880 Odriozola manifestara lo
siguiente al secretario del Ministerio
de Justicia:
Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
65
Henry Barrera Camarena
Hubo época en que ayudado por
los señores Palma, Patrón, Idiáquez,
Saldamando y Polo, personas todas
entendidas en bibliografía pude
prometerme llevar a buen término la
tarea, pero desgraciadamente el ex
ministro del ramo señor Paz Soldán
quiso esterilizar mis esfuerzos, y
los de mis abnegados y entusiastas
colaboradores. (Archivo General de
la Nación, Legajo 70, documento 13,
1880).
Esa manifestación fue parte de
su argumento sostenido ante el
gobierno para explicar por qué no
culminó la tarea del catálogo, y para
que se le otorgue un plazo razonable
para concluirlo.
La guerra del Pacífico, la
Biblioteca Nacional y Paz Soldán
El 5 de abril de 1879 Chile declara la
guerra al Perú y Bolivia. Los combates
comenzaron en el mar, que terminó
inclinándose a favor de los sureños
después de su triunfo en la batalla de
Angamos y el hundimiento del monitor
peruano Huáscar, el 8 de octubre.
Luego sucedieron la campaña
terrestre y el desembarco del ejército
chileno en las costas de Pisco y Lurín.
Después de la derrota peruana en las
batallas de San Juan (13 de enero de
1881) y de Miraflores (15 de enero de
1881), el camino estaba libre para el
ingreso del enemigo a la capital. Las
tropas chilenas entraron a Lima el
18 de enero de 1881 y rápidamente
tomaron el control de la ciudad. A
21
En otros de esos escritos emplea el apelativo de P. Mairdola, supuestamente de Guayaquil. Un estudio respecto
a su participación en la revista puede encontrarse en Arenas Deleón, 2019.
partir de ese momento comenzó un
expolio y saqueo sistemático de varias
instituciones públicas. No solo se
apoderaron de libros o manuscritos,
sino también de todo material
científico, artístico y escultórico (Paz
Soldán, 1884, p. 736). La Biblioteca
Nacional fue una de las principales
instituciones en la mira del invasor.
De ello dejó constancia Odriozola en
la carta que envió, el 10 de marzo, a
Mr. Christiancy, ministro de Estados
Unidos en el Perú, acerca del «crimen
de lesa civilización» que cometían las
autoridades chilenas, en alusión a la
sustracción de libros que estaban bajo
su cuidado. Asimismo, le informaba
que el 26 de febrero entregó, contra
su voluntad, las llaves de la Biblioteca
Nacional, con lo cual se inició «el más
escandaloso y arbitrario despojo».
En febrero de 1882 se propaga
en la Nueva Revista de Buenos Aires
un artículo dedicado a la guerra
del Pacífico y la forma arbitraria en
que Chile gobernaba Lima. El autor
de ese escrito no fue otro que Paz
Soldán, quien bajo el seudónimo
de Ramón Pio Lanzadas (su nombre
en desorden) quiso evitar alguna
represalia en su contra. Este es el
primero de varios escritos que envió
a su amigo Vicente Quesada, director
de la revista bonaerense
21
. El texto lo
remitió en noviembre del año anterior,
y en aquel empezaba por cuestionar
el hecho que el ejército chileno haya
priorizado ocupar los espacios de la
Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
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Un acercamiento al estudio de don Mariano Felipe Paz Soldán:
investigador, ministro y bibliófilo.
Universidad de San Marcos, Escuela de
Medicina, Escuela de Artes y Oficios,
Palacio de la Exposición, Biblioteca
Nacional, entre otros, cuando existían
lugares y cuarteles suficientes donde
posesionarse. Respecto a la Biblioteca
Nacional, Paz Soldán aseveraba:
Ocho días después se encontraban
en el mercado de abastos, en las
pulperías y otros lugares, gran
cantidad de papeles ya destinados
para envolver las especias, etc.
Profundo dolor causaba ver
destrozados libros y manuscritos
raros y preciosísimos para la historia
y la ilustración (1882, p. 344).
22
En la misma tónica, en julio se
difunde su juicio crítico hacia los dos
tomos de la Historia de la guerra del
Pacífico (1880-1881), que acababa
de escribir Diego Barros Arana, en
los cuales «campea su odio al Perú
y la vertiginosa vanidad inherente a
casi todo chileno», y que generaba
en sus lectores un juicio erróneo y
parcializado. Además, que el exclusivo
uso solo de fuentes chilenas limitaba
su entendimiento de los sucesos y
explicación de las causas y desarrollo
de la guerra.
22
Paz Soldán reprochó la actitud chilena de llevarse los libros de la Biblioteca Nacional, lo consideró un acto ilícito;
del mismo modo, el hecho de posesionarse de objetos pertenecientes al gobierno y ser dirigidos al sur. En esa línea,
en junio de 1887 Clement Markham aseveró que los chilenos arrojaron a la calle los tesoros más estimables que ahí se
custodiaban, y que vendían los papeles viejos a bajo precio.
Lo aseverado tanto por Paz Soldán como por Clement Markham lleva a la hipótesis, para nada descabellada, de que
varios coleccionistas limeños hayan aprovechado la ocasión para apropiarse con algún libro o manuscrito proveniente
de los fondos de la Biblioteca Nacional, al estar estos literalmente en la calle no había forma de evitar que esto suceda.
23
En Buenos Aires se reencontró con René Moreno, con quien tuvo largas conversaciones acerca de la guerra
(Jorquera y Aedo, 1990, p. 127).
24
La presencia de Paz Soldán en Buenos Aires fue aprovechada por el gobierno peruano al nombrarlo Enviado
Extraordinario y ministro Plenipotenciario del Perú en Argentina. Sobre su quehacer diplomático, véase Trillo, 2022.
La documentación generada en ese puesto luego la emplearía su nieto Luis Felipe para escribir parte de su Páginas
históricas de la guerra del Pacífico, en 1943.
Al igual que varios intelectuales
peruanos, Paz Soldán fue víctima del
ensañamiento chileno, motivo por el
cual, gracias a su audacia, en mayo
de 1883 logró huir a Argentina, donde
lo recibieron con hospitalidad, siendo
nombrado rápidamente catedrático
público
23
. Simultáneamente, se le
encomendó la misión de escribir un
diccionario estadístico y geográfico
argentino (El Comercio, 5 de setiembre
de 1884)
24
. Pese a estar lejos de su
patria, continuó escribiendo acerca de
la guerra, ahora sin ocultar su nombre.
A mediados de octubre de 1883
el ejército chileno se retira de Lima,
abandonando todas las instalaciones
que tenía en su poder en la capital.
En el caso concreto de la Biblioteca
Nacional, Odriozola observó y lamentó
el estado en que esta había quedado.
En un informe que elevó al ministro de
Justicia el 31 de octubre, afirmaba que
«los preciosos y raros manuscritos que
componían la colección de inéditos,
ha desaparecido casi por completo»
(Durand, 1972, p. 36-37). Odriozola era
un hombre de avanzada edad, además
que aquejaba varias dolencias, así que
encargarle la reconstrucción de la
Biblioteca Nacional no era la medida
más oportuna.
Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
67
Henry Barrera Camarena
El 2 de noviembre Ricardo Palma
es nombrado director de la Biblioteca
Nacional. El tradicionalista se enfrascó
en la tarea de conseguir materiales y
recuperar aquellos que se extrajeron.
La labor de Palma fue ardua, tanto en
el Perú como en el extranjero recurrió
a la fama que ostentaba para lograr
que le obsequien libros, además que
apeló a sus amistades peruanas que
se hallaban fuera del país para que
intermedien a favor de la institución
que administraba. Una de las tantas
naciones que acudió al llamado del
bibliotecario fue Argentina, lugar
donde aún radicaba Paz Soldán, y en
base a esa antigua amistad que los
unía, éste no dudó en intermediar en
el envío de cajones de volúmenes de
Buenos Aires a Lima. El 28 de julio de
1884 tuvo lugar la reinauguración de
la Biblioteca Nacional, contándose
con un aproximado de veintiocho
mil volúmenes. Pese a este gran paso
dado, se continuó con la búsqueda
de más libros, ya sea por suscripción,
canje, compra, regalo u otro medio.
Pasada la guerra, Paz Soldán ya
no tuvo impedimento para llevar a la
imprenta bonaerense de Mayo su libro
25
Una parte del libro se publicó en la entrega de agosto de 1884 de la Nueva Revista de Buenos Aires.
26
Ambos historiadores chilenos recibieron el encargo de su gobierno para narrar la guerra desde una visión
patriótica y exaltar el triunfo (Dager, 2009, p. 113).
27
A finales de octubre de 1865 el publicista chileno estuvo por un brevísimo tiempo en Lima, pese a tener la agenda
apretada, logró reunirse con Paz Soldán para charlar acerca de la situación política del Perú, a quien consideraba como
un sujeto de representación y respetabilidad (1867, p. 112). Instalado nuevamente en Santiago, Vicuña Mackenna se
comunicaba con Paz Soldán. En su archivo personal se encuentran cartas que dirigió al escritor peruano consultando
por su Historia del Perú independiente, e incluso el segundo tomo de este libro tiene la dedicatoria de Paz Soldán para
su entonces amigo.
Como dato adicional, el 26 octubre de 1878 Paz Soldán y Vicuña Mackenna, al lado de Manuel Pardo, Manuel
de Mendiburu y Diego Barros Arana, recibieron la distinción de miembros honorarios de la Facultad de Letras de la
Universidad de San Marcos, a razón de los méritos literarios de sus publicaciones. En el caso de Vicuña Mackenna, ante
el inicio de la guerra, declinó a ese nombramiento.
Narración histórica de la guerra de
Chile contra el Perú y Bolivia (1884)
25
,
que además de ser una narración de los
hechos desde la perspectiva peruana,
surge como una manera de respuesta
a las omisiones y tergiversaciones en
las que incurrieron Barros Arana en
su texto mencionado anteriormente
y Vicuña Mackenna en sus diversos
trabajos sobre ese tema
26
. Éste último
no tardó en poner en tela de juicio
su reciente producción histórica;
en octubre de 1884 cuestionó a Paz
Soldán al indicar la presencia de datos
inexactos respecto a las tropas chilenas
y peruanas. Sus cuestionamientos se
plasmaron en siete artículos titulados
«El charquicán histórico del Dr. Paz
Soldán», que salieron en el periódico
El Mercurio de Chile (Donoso, 1925, p.
479). Vicuña Mackenna llegó al punto
de ridiculizar la figura de Paz Soldán,
lo cual sorprendió a más de uno, ya
que cuando vino a Lima en enero
de 1860 llegó a forjar una ingenua
amistad con la familia Paz Soldán,
entre ellos Mariano Felipe, como él
mismo lo manifestaba
27
. La prensa
limeña como El Comercio defendió
lo sostenido por el escritor peruano,
al aseverar que es el publicista chileno
Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
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Un acercamiento al estudio de don Mariano Felipe Paz Soldán:
investigador, ministro y bibliófilo.
el que desconocía de las costumbres
en el Perú en torno al ordenamiento
del ejército nacional (El Comercio, 6
de noviembre de 1884).
El 30 de diciembre de 1885 Paz
Soldán retorna al Perú
28
, a causa
de la enfermedad que sufría su hijo
Carlos
29
. Su vuelta fue saludada por
el sector intelectual, se necesitaba
que regrese aquel hombre que usó
su pluma para defender los intereses
nacionales en el contexto de la guerra
del Pacífico. El 21 de febrero del año
entrante recibió el importante encargo
de reemplazar a Agustín de la Rosa
Toro en la presidencia de la sección
de Historia y Geografía del Ateneo de
Lima; su designación fue recibida con
aplausos, «con el historiador peruano,
el Ateneo se hace de un colaborador
perseverante y que sin duda dará un
poderoso impulso a la sección que
inauguró el ilustrado señor La Rosa
Toro» (El Comercio, 22 de febrero
de 1886, p. 4). A pesar de los años
que tenía encima, continuaba
dedicándose a una de sus mayores
pasiones: investigar. El Ateneo de
28
El general argentino Gerónimo Espejo, conociendo del viaje de Paz Soldán, le entregó dos libros para que en
Lima se los diera a Palma.
Igual que Paz Soldán, otros personajes peruanos abandonaron la ciudad ante la presencia chilena. Pasada la
guerra empezaron a retornar, uno de ellos fue Manuel Atanasio Fuentes, quien el 23 de diciembre de 1885 volvió luego
de estar en Guayaquil. Justo un día antes, el 22, su hijo Francisco Aurelio Fuentes, en su nombre, había pasado a tomar
posesión de la imprenta del Estado en virtud de una disposición suprema.
29
Desde octubre Carlos padecía de una terrible enfermedad, «ha perdido la razón y él, antes inteligente hombre
de trabajo, es hoy apenas un delirante infatigable, que parte el alma de cuantos lo ven y con más razon [sic]de su
numerosa familia», así informaba la prensa capitalina; lo cual casi le causa la muerte (La Opinión Nacional, 19 octubre
1885, p. 5).
30
Santa Rosa nació el 20 de abril de 1586. El resto de los miembros fueron Manuel González Prada, José Antonio
de Lavalle, José Antonio Roca, Ricardo Rossel y Eugenio Larrabure y Unanue.
31
A duras penas presentó en ese mismo diciembre su memoria de Inspector, que es su último testimonio escrito,
“por hallarse muy quebrantada mi salud, no podré contraerme en esta memoria sino a puntos muy principales, con el
laconismo posible” (Paz Soldán, 1887, p. 3).
Lima se ubicaba en un espacio dentro
de la Biblioteca Nacional, esto le
permitió frecuentar la institución y
revisar los materiales que eran de
su interés, además de tener charlas
fraternas con su amigo Palma. La
amplia trayectoria de Paz Soldán en
los campos de la historia y geografía
le daban los suficientes pergaminos
para ocupar el lugar encomendado,
campos desde donde contribuyó al
progreso nacional.
Poco después, el 18 de marzo
Paz Soldán es elegido integrante
del jurado que evaluaría los trabajos
que se presentarían ante la Junta
Organizadora, con motivo de la
celebración del tercer centenario del
nacimiento de Santa Rosa de Lima
30
;
luego, la Municipalidad de Lima lo
nombra inspector de Instrucción, es
en el cumplimiento de esa labor que
llega su deceso.
Penosamente el 31 de diciembre
de 1886 falleció don Mariano Felipe
a causa del cáncer a la garganta
que padecía
31
. Conociendo que su
Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
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Henry Barrera Camarena
momento de dejar esta tierra estaba
llegando, pidió que lo llevaran a su
biblioteca para morir rodeado de sus
libros, sus mapas, un crucifijo y una
copia del plano de Lima que elaboró
(Pareja, 1964). El cronista del diario El
Perú escribió la siguiente nota:
Fue el señor Paz Soldán un hombre
laborioso, ilustrado y amante del
bienestar y grandeza de su país.
Como hombre de ciencia, como
historiador, como ingeniero, como
abogado, como hombre público,
pues sus conocimientos abarcaban
todas esas faces del saber, ocupó
un puesto distinguido, habiéndose
hecho conocer, no solo en su
país, sino en el extranjero. Aun
cuando había llegado a los setenta
años, su naturaleza era robusta y
podía haber vivido muchos años
más, sirviendo a su patria, con los
frutos de su inteligencia y de su
incansable laboriosidad. (El Perú, 31
de diciembre de 1886, p. 4).
Por su lado, la prensa bonaerense,
enterada de la noticia, hizo llegar al
Perú sus más dolidas condolencias
por un hombre que hizo mucho
también en Argentina, pese al breve
lapso que ahí estuvo:
No hemos conocido una
laboriosidad más valiente e
infatigable que la de ese distinguido
peruano en las investigaciones
históricas y geográficas; la actividad
32
En junio de ese año la Real Sociedad Geográfica de Londres, por medio de su secretario Clement Markham, le
rindió un póstumo homenaje.
33
Uno de esos contados casos es de fecha 4 de setiembre de 1886, cuando el gobierno autorizó al bibliotecario
para que invierta cien pesos en la compra de manuscritos, libros y folletos que iban a ser rematados en una tienda
ubicada en la calle Espaderos N° 245. BNP. Fondo Antiguo. Código E11, 1888.
era asombrosa, así como el espíritu
de orden y de lógica en sus trabajos:
todo lo hacía y lo escribía de su
puño y letra. Aquí, durante su
corta estadía, reunió y consultó
mil folletos y memorias para
organizar el Diccionario Geográfico
argentino que nos dejó, obra
deficiente sin duda, pero susceptible
de complementaciones y de
perfeccionamientos (El Comercio,
20 de abril de 1887).
32
La compra de la biblioteca Paz
Soldán y la Biblioteca Nacional
Tras la partida de Mariano Felipe,
Carlos decidió vender al Estado
peruano la biblioteca que le legó su
padre, con el fin que vaya a aumentar
los fondos de la Biblioteca Nacional.
Antes de continuar es vital señalar que,
si bien luego de la reinauguración de la
Biblioteca Nacional en 1884 se siguió
equipándola de más textos, solo en
contados casos el Estado peruano
apoyó económicamente en pro de
comprar aquellas bibliotecas privadas
que salían a la venta o aquellos
materiales que se remataban
33
. Se
pueden citar dos ejemplos de la
inacción del gobierno acerca de lo
sostenido. El 15 de julio de 1887 se
anunció que se iba a rematar parte de
los bienes que dejó el arzobispo de
Lima Francisco Orueta y Castrillón (4
de octubre de 1804 – 25 de agosto
Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
70
Un acercamiento al estudio de don Mariano Felipe Paz Soldán:
investigador, ministro y bibliófilo.
de 1886), entre los que se encontraba
su biblioteca, que básicamente
comprendía obras en Derecho,
Teología, Historia, Ciencias y todos los
textos de los santos padres. Debido
a la cantidad de volúmenes, se optó
por rematarla en diferentes lotes (La
Opinión Nacional, 16 de julio de 1887,
p. 5).
La premisa era que la Biblioteca
Nacional se hiciese con ella, la
importancia de la biblioteca de Orueta
y Castrillón partía por “si nos atenemos
a la ilustración de su antiguo dueño,
especialmente los que se refieran a
su ministerio sacerdotal” (La Opinión
Nacional, 18 de julio de 1887, p. 3).
En el caso que el gobierno no pueda
pagar su valor, la Municipalidad de
Lima debía de ser la segunda opción
en la fila de compradores. El 16 de
setiembre se comunicó que la subasta
pública iba a tener lugar el miércoles
21 del mismo mes. Llegada la fecha la
Biblioteca Nacional no se hallaba entre
los postores. En el remate la biblioteca
de Orueta y Castrillón fue deshecha,
más de un postor se apropió de los
libros. Incluso, al principio se tuvo que
disminuir el precio de cada uno de
ellos, ante el reparo de los presentes
de no querer pagar el monto que se
pedía, “tratados luminosos, raros en
América, de 20, 40 y 60 tomos, se
remataron hasta a ocho centavos
cada tomo y los mejor[es] colocados
lo fueron a treinta centavos máximo”
(La Opinión Nacional, 29 de julio de
1887, p. 4).
El segundo caso se refiere a
la biblioteca personal del doctor
Francisco Javier Mariátegui, quien
murió el 23 de diciembre de 1884.
Los diarios locales anunciaron el 27
de enero de 1888 que los herederos
de este ilustrado hombre la pusieron
en venta, la cual comprendía libros
relevantes y periódicos de la etapa
inicial republicana. Al igual que con
la biblioteca del arzobispo Orueta
y Castrillón, la primera opción de
compra tendría que recaer en la
Biblioteca Nacional, y como segunda
alternativa la Municipalidad de Lima
(La Opinión Nacional, 28 de enero
de 1888). Respecto a la biblioteca se
sostuvo lo siguiente:
En ella hallamos gran número
de obras de indiscutible mérito,
que no tiene la nacional y que
sería conveniente que ésta
adquiriese. Cuanta publicación sobre
jurisprudencia, literatura e historia se
ha hecho en Europa hasta hace diez
años, se encuentra en esta librería;
no siendo esto lo más notable de
ella, sino las obras antiguas sobre
ciencia y legislación. Hay además
una rara colección de folletos
peruanos desde la época colonial,
y todas las publicaciones oficiales
que sobre política interna, gobierno,
o relaciones diplomáticas, se han
hecho durante la República. (Boletín
Bibliográfico, 1 de marzo de 1888)
Los interesados podían verla en la
casa donde vivió el doctor Mariátegui,
en la calle Divorciadas. Pese a que
se desconoce a cuanto se valorizó
Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
71
Henry Barrera Camarena
la biblioteca, pasaron las semanas
y aun nadie la compraba. Se hizo
un llamado al Estado peruano a que
tome la iniciativa y pague el monto al
que ascendía (Boletín Bibliográfico, 1
de julio de 1888), pero nuevamente
la pasividad imperó y se desperdició
esta oportunidad de continuar
incrementado el caudal de libros de la
Biblioteca Nacional.
34
Con estos precedentes de
desinterés del gobierno por adquirir
estas bibliotecas, la noticia de venta de
la biblioteca Paz Soldán era la excusa
para cambiar esta situación. Ni bien se
recibió el pedido de Carlos, se iniciaron
los trámites obligatorios para hacerse
con esta importante colección. Es
así como el 19 de octubre de 1887 la
Cámara de Diputados del Congreso
recibió un proyecto de ley enviado
por el Estado con el fin de adquirirla
35
.
El objetivo era que lo analicen y vean
su factibilidad. No obstante, pasaron
los meses y tal proyecto cayó en
el olvido. Por ese motivo, el 22 de
agosto de 1888 el gobierno volvió a
remitirlo
36
.
Al proyecto del Poder Ejecutivo se
sumó uno elaborado por el diputado
por Otuzco, ambos se presentaron a la
34
Aunque es de acotar que en febrero de 1889 una de las hijas del doctor Mariátegui, Agustina, obsequió a la
Biblioteca Nacional nueve tomos manuscritos de su finado padre y un lote de treinta volúmenes impresos.
35
Cuatro meses antes la Biblioteca Nacional recibió el regalo de un retrato al óleo de Paz Soldán, pintado por el
joven artista Félix Cordiglia y Lavalle (La Opinión Nacional, 1 de julio de 1887).
36
Archivo Ministerio de Relaciones Exteriores (en adelante AMRE). Caja 326, carpeta 9, 1888. Paralelo a esto, el 16
de agosto el ministro de Justicia remitió una nota al ex bibliotecario Odriozola para que desocupe las habitaciones
que empleaba en los altos de la Biblioteca Nacional. Odriozola se encontraba enfermo y con escasos recursos, por lo
que solicitó que se le importe los sueldos que el Estado le adeudaba, para que así principie a la “traslación de mi librería
y muebles”. AGN. MJB. Legajo 71, documento 54, 1888. Recién en marzo del año entrante se produjo el desalojo. Al
quedar espacio libre en la institución, el ministro de Relaciones Exteriores requirió que ese lugar sea ocupado por la
Sociedad Geográfica. AMRE. Caja 325, carpeta 2, 1888.
Comisión de Instrucción del Senado.
El fin de los dos proyectos era que se
autorice a comprar de la testamentaria
de Paz Soldán los documentos
relativos a la historia del Perú. Para la
comisión las razones sustentadas en
dichos documentos eran oportunas,
por ese motivo estaba de más discutir
acerca del asunto. Asimismo, se optó
por llevar adelante el primer proyecto
presentado; es decir, del gobierno.
Bajo el antecedente del expolio
que sufrió la Biblioteca Nacional
durante la ocupación de Lima por el
ejército chileno en 1881, en buena
parte los documentos que integraban
la biblioteca particular de Paz Soldán
podían reemplazarlos. El 25 de agosto
en la Cámara de Diputados se observó
el expediente que remitió el ministro
de Gobierno referente a la compra de
la biblioteca.
Algunos días después, el 3 de
setiembre, se revisó un proyecto
presentado por el ministro de Justicia
para que en el presupuesto general
se agregue cien soles al mes para
la contratación de dos empleados
auxiliares en la Biblioteca Nacional,
quienes tendrían el sueldo de cuarenta
soles cada uno; y veinte soles para
Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
72
Un acercamiento al estudio de don Mariano Felipe Paz Soldán:
investigador, ministro y bibliófilo.
gastos de oficina, alumbrado, entre
otros.
37
No se mencionó en ningún
momento la necesidad de adquirir la
biblioteca Paz Soldán. Recién el 11 de
octubre en la comisión de Instrucción
se sugirió que se aprobara el proyecto
del Ejecutivo, al sostenerse lo
siguiente:
Todos los documentos del Archivo
Nacional, la historia patria ha sufrido
una pérdida que es necesario
subsanar a costa de cualquier
sacrificio. Felizmente, muchos
documentos que pueden reemplazar
a aquellos existen en la biblioteca
del malogrado Dr. Paz Soldán; y ya
que se presenta la oportunidad de
que ellos sean ofrecidos en venta,
debe aprovecharse. (Cámara de
Diputados, Sesión del miércoles 11
de octubre de 1888)
El 24 de octubre el presidente de
la comisión de Presupuesto, Manuel
María del Valle, informó al presidente
de la cámara de Senadores que en
la cámara de Diputados se aprobó
un dictamen de la comisión de
Instrucción, recayendo en un proyecto
que autorizaba al Poder Ejecutivo para
que inicie los tratos necesarios con
los herederos de Mariano Felipe Paz
Soldán, a fin de adquirir la biblioteca
que dejó (La Opinión Nacional, 17 de
noviembre de 1888).
Según tenían entendido algunos
miembros de la comisión de
37
Fue aprobado el 16 de octubre.
Instrucción, la biblioteca Paz Soldán
se formaba de más de treinta mil
volúmenes, además de que:
Ha estado en trato de venta con
un señor argentino, quien la había
contratado en un valor de treinta mil
nacionales, que vienen a importar
veintiocho mil soles. En estas
circunstancias, el gobierno necesitó
algunos documentos sobre límites,
con esa oportunidad el gobierno se
decidió a comprar esta librería, en esa
virtud el señor Paz Soldán creyendo
prestar un servicio a su patria, y a
fin de que esos documentos que
exclusivamente pertenecen al Perú
y que en otra parte entregados a
una persona particular, pudieran ser
dañosos al país, o quizá perjudicar
los derechos del Perú, prefiere
entregarlos a la Biblioteca Nacional.
(Cámara de Senadores, Sesión del
jueves 15 de octubre de 1888)
Sin perder demasiado el tiempo, el
25 de octubre los miembros de esta
comisión aprobaron el proyecto de la
cámara de Diputados. La noticia llegó
a oídos del director de la Biblioteca
Nacional, Ricardo Palma, quien por
un lado mostró su apoyo, pero por
otro su preocupación. En un informe
presentado el 3 de noviembre, Palma
informaba al ministro de Justicia
de la falta de espacio para seguir
colocando los libros que continuaban
llegando desde el exterior del país.
Los salones Europa, América y el
depósito se encontraban abarrotados
Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
73
Henry Barrera Camarena
de libros por doquier.
Esta situación
empeoraría, a su juicio, si se compraba
la “copiosa e importante librería de Paz
Soldán, el conflicto vendría a aumentar
en proporciones”.
38
Con ello, Palma
hizo un llamado a la obtención de
estantes y de una mejor distribución
de los ambientes de la Biblioteca.
39
En
esa línea, una solución que presentó
incumbía emplear dos salones que en
ese momento no eran utilizados y que
se hallaban ocupados por la galería de
pinturas.
40
A través de una resolución
legislativa dada el 16 de noviembre
por el Congreso, se autorizó al
gobierno para que pueda comprar
a los herederos de Paz Soldán la
biblioteca que éste tuvo. Carlos Paz
Soldán propuso la forma de cómo
se debía de realizar la venta. Su
propuesta fue revisada por la dirección
de la Biblioteca y por un fiscal de la
Corte Suprema de Justicia. El 21 de
diciembre se llegó a la conclusión que
el gobierno le abonaría la cantidad de
veinte mil soles como valor de los
libros, folletos, cartas autógrafas y
mapas que formaban la biblioteca y
archivo de su finado padre. La Tesorería
General se encargaría de dar el monto a
Carlos, luego que éste haya procedido
a entregar la mencionada biblioteca al
38
En agosto surgió la opción de que la sociedad médica Unión Fernandina ocupe unos cuartos de la Biblioteca
Nacional, a lo cual el tradicionista comunicaba su oposición ante la falta de espacio. Diario de Debates. Cámara de
Senadores (Sesión del miércoles 12 de setiembre de 1888).
39
Palma propuso que por medio de una suscripción entre los protectores de la Biblioteca Nacional o con
recursos municipales se compren estantes (AGN, 1888. MJB. Legajo 71, documento 54).
40
AGN. MJB. Legajo 71, documento 54, 1888. Además de espacio, la Biblioteca Nacional urgía de más personal,
mobiliario, iluminación, entre otras necesidades (Durand, 1972).
41
Asimismo, se extinguiría el crédito que por sueldos y pensiones devengadas tenía a su favor el finado Paz Soldán
(El Nacional, 22 de diciembre de 1888, p. 5).
director de la Biblioteca Nacional, junto
con el catálogo de todo lo traspasado
(Seoane, 1889, p. 136).
41
Aun no se entregaba la biblioteca,
pero ya se estaba dando destino
a algunos de los materiales que lo
conformaban. El 24 de diciembre de
1888, en la ceremonia de clausura
del año de estudios de la Universidad
de San Marcos, el presidente Andrés
Avelino Cáceres comunicó que su
gobierno dispuso que se dispense a
dicha universidad:
Toda la protección que le sea
permitida dentro del límite de sus
facultades constitucionales, y como
una prueba de los deseos que abrigo
ofrezco destinar para incremento de
su biblioteca una parte de la librería
del finando doctor Paz Soldán que el
Estado acaba de adquirir en virtud de
autorización legislativa. (El Nacional,
24 de diciembre 1888, p. 4)
Pese a que existía un acuerdo de
por medio, la Biblioteca Nacional
tardaría unos días en recibir la nueva
adquisición. El 3 de enero de 1889 se
informaba que por no haber más sitio
donde colocar los libros que llegaban
de canje, compra u obsequio, todavía
no se iniciaba a recibir la biblioteca
Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
74
Un acercamiento al estudio de don Mariano Felipe Paz Soldán:
investigador, ministro y bibliófilo.
Paz Soldán (El Comercio, 3 de enero
de 1889). Pronto Palma elevó una
consulta al gobierno para que se
pueda habilitar un nuevo salón, lo que
sucedió en los siguientes días.
La entrega de la biblioteca Paz
Soldán se realizó en semanas, debido
a la cantidad de material bibliográfico
y su importancia. En ese lapso
carretas con cajones de materiales
ingresaban a la institución, el mismo
Palma monitoreaba el traslado. El 28
de enero el tradicionista comunicaba
al ministro de Justicia que el pasado
sábado 26 el Sr. Carlos Paz Soldán
culminó de entregar los libros, folletos,
manuscritos y planos. Entre los más
valiosos se hallaban los papeles
varios,
42
los cuales se encontraban
sueltos sin un orden previsto. Por
esa razón, antes que los recibiera le
pidió a Carlos que los encuadernara,
teniéndose como resultado ochenta
volúmenes de papeles varios.
En el reporte de movimiento de
libros realizado en el primer mes de
1889 se precisó que la Biblioteca
Nacional recibió en total tres mil
volúmenes empastados, dos cajones
de folletos y libros con tapa rústica,
seis mil documentos manuscritos
42
Los bibliógrafos del siglo XIX en el Perú solían reunir en un solo tomo diversos folletos de un mismo tamaño, a
los que llamaban papeles varios (Porras, 1943, p. 1029).
43
El catálogo todavía se conserva en la Biblioteca Nacional.
44
El 26 de abril, el rector agradeció al ministro por el donativo, y al presidente de la República, por cumplir con su
promesa (La Opinión Nacional, 27 de abril de 1889).
45
Al parecer, Palma trataba de intercambiar u obsequiar una parte de los duplicados con algunos de sus amigos
en el extranjero. En la carta que remite José Toribio Medina al tradicionista el 27 de enero de 1889, le recordaba que le
tenía que enviar un apunte de los duplicados de Paz Soldán (s.n., 1952, p. 425). Si bien no se indica el fin, se desprende
que el bibliógrafo chileno tenía interés por algunos de los textos que se consignarían en el apunte.
y dos cajas con diversos mapas y
planos. Culminada la entrega se inició
a catalogar todo lo recepcionado (La
Opinión Nacional, 1 de febrero de
1889), aunque cabe precisar que no
todos los materiales adquiridos fueron
considerados en tal catálogo.
43
El 22 de enero el ministro de
Justicia remitió un oficio a Palma
indicándole que proceda a separar
los duplicados que se destinaría a la
biblioteca de la Universidad de San
Marcos, el mismo que acató al día
siguiente, a su vez que se culminaba
de recibir la biblioteca Paz Soldán.
Debido a sus labores, el bibliotecario
tardó algunos meses, ante la demora,
el rector de la universidad consultó al
ministro si efectivamente iba a recibir
lo que se le había prometido. El 15
de abril el ministro Guillermo Seoane
avisa al rector que ello sí sucedería.
Sin más retrasos, se procedió a derivar
los volúmenes de manera periódica.
En ese mismo mes se derivaron
461,
44
y así se continuó en los meses
siguientes, hasta llegar a la cantidad de
927. Del mismo modo, se entregaron
61 volúmenes a la biblioteca del
Centro Militar (La Opinión Nacional,
6 de mayo de 1889) y 269 a las
bibliotecas departamentales.
45
Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
75
Henry Barrera Camarena
Este acto resolvió en parte
el problema del espacio, pues se
desprendía de obras duplicadas.
46
Según Palma le tomaría alrededor de
dos meses terminar por separar los
duplicados. En el caso de las obras
nuevas y que no poseía la Biblioteca
Nacional, para evitar colocarlos en el
piso y hacinarlos, se dispuso que sean
puestos en doble hilera en estantes ya
ocupados.
Importancia de la biblioteca Paz
Soldán
En la Lima decimonónica la mayoría
de las bibliotecas privadas estuvieron
conformadas básicamente por libros,
en el caso de la biblioteca Paz Soldán la
conformaron esencialmente manuscritos
republicanos, cartas, correspondencias,
oficios, documentos personales. Así
que más que hablar únicamente de una
biblioteca, se debería aludir también,
y por separado, a su archivo personal.
Fueron pocos los hombres que
llegaron a recolectar buena cantidad
de documentos; aparte de Paz Soldán,
se puede mencionar a Mendiburu y
Odriozola, notables bibliófilos. Rubén
Vargas Ugarte hizo una descripción
general y una detallada del archivo Paz
46
AGN (1888). MJB. Legajo 71, documento 54. No era la primera vez que el tradicionista se desprendía de los
duplicados, en agosto de 1885 entregó una parte a favor de la biblioteca de la Sociedad de Preceptores.
47
El coronel Andrés Gamarra, hijo del mariscal Gamarra, otorgó a Paz Soldán una multitud de cartas de su padre,
desde los primeros años independentista peruana hasta los días previos a la batalla de Ingavi (18 de noviembre de
1841). Esa colección contenía cartas de Bolívar, Sucre, La Mar, Orbegoso, Salaverry, Bulnes, Prieto y otros personajes
(Paz Soldán, 1868, p. VII).
48
De la Fuente entregó a Paz Soldán más de veinte cajones grandes, llenos de cartas y documentos originales e
inéditos (Paz Soldán, 1868, p. VI).
49
Su hijo, el coronel Pedro Orbegoso, le cedió el archivo de su padre, “del cual he copiado preciosísimos y
singulares documentos: toda la correspondencia con Andrés de Santa Cruz y otros sujetos” (Paz Soldán, 1868, p.
VI). Posiblemente solo se haya tratado de una parte del archivo, Carmen Mc Evoy alude que la correspondencia de
Orbegoso, si es que no en su totalidad, se encuentra en la colección Vicuña Mackenna en la Biblioteca Nacional de
Chile (2015, p. 164).
Soldán. En torno al primero sostuvo:
Consta esta colección de 46
volúmenes, en folio, encuadernados,
divididos en tres series: epistolario (18
vols.), cartas y documentos oficiales
(12 vols.), oficios y papeles varios (13
vols.), más 3 de varios y 3 vols. de
índices. (1940, p. 201).
Inmediatamente procede a
describir individualmente cada
volumen, identificando los
documentos que lo conforman al
igual que la cantidad de folios.
Retomando a la biblioteca
como conjunto, estaba compuesta
casi exclusivamente por trabajos
relacionados a América, y más aún
al Perú. No hubo quien negara que
era una de las mejores, encerraba
verdaderas joyas bibliográficas. Para
llegar a ese punto consagró tiempo,
dinero y una labor fecunda en la
recolección.
Mariano Felipe compiló la
correspondencia de personajes
como Agustín Gamarra,
47
Antonio
Gutiérrez de la Fuente,
48
Luis José
de Orbegoso,
49
Francisco Javier
Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
76
Un acercamiento al estudio de don Mariano Felipe Paz Soldán:
investigador, ministro y bibliófilo.
de Luna Pizarro,
50
de los líderes
militares de la emancipación peruana,
así como de otros actores de las
primeras jornadas republicana (Pareja,
1964, p. 47), tales como del general
Juan Salazar, el doctor Mariano Alejo
Álvarez, al igual que cartas de Bernardo
de Monteagudo con San Martín, de
Simón Bolívar con Antonio José de
Sucre, de José de la Riva Agüero
con sus corresponsales, de Agustín
Gamarra con Felipe Salaverry. Del
mismo modo, Paz Soldán custodió
copias de documentos de casi todos
los ministerios, del Congreso y de
otras oficinas del Estado peruano. En
sus propias palabras “he podido reunir
treinta y seis volúmenes en folio de
documentos inéditos que suman
algunos millares de páginas” (Paz
Soldán, 1868, p. VII).
Buena parte de sus materiales Paz
Soldán los publicó o empleó en sus
investigaciones, una característica
que compartió con otros intelectuales
de su época, que no se limitó a la
mera colección. Esa divulgación ha
permitido a las siguientes generaciones
continuar con los estudios históricos
de esa etapa peruana. Un personaje
clave en la divulgación de la
biblioteca y el archivo Paz Soldán
fue su hijo Carlos, quien con su acto
La muerte alcanzó a Orbegoso cuando se encontraba escribiendo sus memorias (5 febrero de 1847). El documento
inconcluso lo heredó su hijo Pedro, quien pensaba publicarlo, pero falleció sin llegar a cumplir ese cometido. Su
esposa, Rosa Mercedes Riglos de Orbegoso, se quedó con el manuscrito, al poco tiempo lo cede a otro hijo del
general Orbegoso, Manuel. En 1893 Manuel lo lleva a la imprenta bajo el título Memorias inéditas del general Luis José
de Orbegoso.
50
El arzobispo Luna Pizarro, por intermedio de un tercero, le entregó un paquete de cartas y documentos que
poseía, “esos papeles muy doblados y cerrados con un sobre decía: estos papeles serán útiles para el que escriba la
historia del Perú” (Paz Soldán, 1868, p. VI).
51
Antes, la obra perteneció a su hermano Mateo. Por ello, en la misma portada, está el ex libris “Mateo P. Soldán”.
de desprendimiento de en vez de
quedarse con lo heredado y utilizarlos
para sus propios trabajos, prefirió
que pase a favor de la Biblioteca
Nacional. La documentación Paz
Soldán aún puede ser consultada en
tal institución, pese a los vaivenes del
tiempo, todavía se cuenta con esta
fuente de información.
Por otro lado, Paz Soldán también
compiló periódicos del siglo XIX, con
lo cual la sección hemerográfica
de la Biblioteca Nacional adquirió
mayor relevancia. Prácticamente se
contaba con todos los publicados en
esa centuria, salvo puntuales casos.
De manera similar sucedió con la
mapoteca, que se nutrió con los
planos de obras públicas del Perú que
reunió. Por la trascendencia de estos
planos Palma los pasó al Ministerio de
Gobierno, creyendo que ahí serían
más provechosos.
En torno a los libros, poco menos
de 300 tomos fueron novedad
para el catálogo que se poseía.
Dicho esto, destaca la presencia
del incunable peruano Vocabulario
de la Lengua Aymara (1612). En su
portada está escrito “Biblioteca de
M. F. Paz Soldán”,
51
asimismo, posee
anotaciones manuscritas de Palma,
Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
77
Henry Barrera Camarena
el cual le da un mayor valor histórico.
Hoy en día todavía se encuentran en la
Biblioteca Nacional del Perú algunos
textos y periódicos que pertenecieron
a Paz Soldán, lo cual se corrobora por
Figura Nº 1
Exlibris de Mariano Felipe Paz Soldán
Nota. Tomado de Documentos históricos. Varios (Código 1000077261).
la marca de propiedad que presentan
(exlibris). En algunos casos esta era un
papel impreso, en otros simplemente
escrito a puño y letra.
Además, conformaban su
biblioteca sus famosos estuches (cajas
de cartón) que contenían manuscritos
y volúmenes de papeles varios. Para el
ilustre historiador Porras Barrenechea:
La colección Paz Soldán de
Papeles Varios era especialmente
significativa en folletos pequeños
de la primera época republicana,
periódicos liberales del periodo de
San Martín y de Bolívar, ataques
y defensas políticos, periódicos
satíricos de corta vida, manifiestos y
constituciones. (1943, p. 1029)
Algunas instituciones conocían
la riqueza bibliográfica de lo que
en vida llegó a reunir Paz Soldán,
por ese motivo requirieron parte de
lo comprado para incrementar sus
propias bibliotecas. El 21 de enero
de 1889 el Ministerio de Relaciones
Exteriores solicitó a Palma que
entregue a José Ramón de Idiáquez,
comisionado de Límites, algunas de
las obras “de Paz Soldán y que sean
de utilidad en ese despacho” (AMRE,
1889, Caja 335, carpeta 2). Luego,
en abril, el presidente de la Sociedad
Fénix. Revista De La Biblioteca Nacional Del Perú, N°51, 2023
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Un acercamiento al estudio de don Mariano Felipe Paz Soldán:
investigador, ministro y bibliófilo.
52
Después llegarían las bibliotecas de Mariano José Sanz (1896) y Félix Cipriano Coronel Zegarra (1898).
Geográfica de Lima quiso trasladar
los documentos, cartas geográficas
y planos de Paz Soldán a favor de
la institución que dirigía. Palma se
mostró contrario a tal solicitud, ya
que estos materiales serían más
útiles en la Biblioteca Nacional
que en la mencionada Sociedad.
En ese sentido, argumentaba, “he
conseguido reunir muy cerca de 500
tomos sobre geografía y viajes, aparte
de una bonita sección de cartografía.
Todo se halla a disposición del público
que quiere consultar libros o planos”
(AMRE, 1889, Caja 335, carpeta 3).
Conclusiones
Don Mariano Felipe dedicó gran
parte de su vida al campo intelectual,
más allá del puesto o encargo que
recibiera, supo continuar con sus
estudios y descubrimientos históricos.
Ya sea en la geografía o en la historia,
sentó las bases de la tendencia
científica de la época. Incluso, cuando
era ministro de Justicia se preocupó
por el progreso de la Biblioteca
Nacional, a sabiendas de los valiosos
materiales ahí resguardados y que eran
empleados por los investigadores,
siendo él uno de ellos. En todas
sus obras se puede reconocer un
elemento en común, realzar la
patria, esa postura la mantuvo hasta
sus últimos días. Es más, en plena
ocupación de Lima y luego de
culminada la guerra del Pacífico, no
tardó en mostrar su rechazo a los
discursos chilenos sobre el conflicto
y el intento por legitimar los excesos
cometidos. Su Narración histórica de
la guerra de Chile contra el Perú y
Bolivia así lo comprueba.
Por su parte, la exquisita biblioteca
que forjó representa su largo aliento
por el coleccionismo y la erudición que
cultivó. Fue un letrado como pocos
que hubo en Lima, una sola vida no
le fue suficiente para desarrollar todos
sus proyectos y continuar aportando
en el desarrollo del Perú. Tras su óbito
su biblioteca personal contribuyó
a la recuperación de la Biblioteca
Nacional, luego de su reinauguración
el 28 de julio de 1884.
52
Además, la
compra no hubiera sido posible sin
el impulso dado tanto por Carlos Paz
Soldán, como del Estado peruano.
Pese a la inexistencia de una política
pública de adquirir colecciones
particulares, no se soslayó la noticia
que estaba siendo ofrecida en venta
una de las más resaltantes bibliotecas
privadas limeñas. Si bien tardó un
poco más de un año todo el proceso,
la espera valió la pena, la Biblioteca
Nacional acrecentó cualitativamente
su acervo bibliográfico.
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