estudio, halló un incremento en las consultas electrónicas en más de 50% de los países
evaluados. Sin embargo, el informe destaca que, en términos generales, la participación digital
permanece baja. Además, señala que esta forma de participación no debe ser entendida como
un tema exclusivamente tecnológico de desarrollo de e-plataformas, foros, petitorios o
encuestas. Es esencial, sí, pero también debe entenderse y asimilarse su correlación con otros
pilares de la gobernanza como la cultura organizacional o la institucionalidad. Finalmente,
sobre la región destacamos los casos de Consulta Pública (Argentina) y la Urna de Cristal
(Colombia), como plataformas de referencia y de extracción de aprendizajes. El gran volumen
de datos que generamos diariamente supone una complejidad respecto a su manejo. La
digitalización que ya venimos viviendo supone retos sobre el capital humano que la maneja.
Al respecto, instituciones multilaterales vienen señalando la importancia del desarrollo de
habilidades tecnológicas en el sector público (OECD, 2019a; Zapata, Stirling, Pasquarelli y
Shearer, 2020). Por ello, consideramos que debemos disponer de dos visiones: preventiva e
inmediata. La primera, debería estar concentrada en los futuros funcionarios públicos. En ese
sentido, el Gobierno, junto a otros sectores y actores de la sociedad, debe de buscar la
incorporación en los currículos educativos la enseñanza de habilidades del siglo XXI. Por citar
un ejemplo, un informe de Deloitte (2017) señala que las habilidades para una era digital deben
orientarse a habilidades de contenido, de proceso, de sistema, técnicas, sociales, de resolución
de problemas y de gestión de recursos. A pesar de que nuestra conectividad en la región dispone
de una brecha alta
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, esta crisis ha abierto una oportunidad para nuestro país. El caso más
prometedor es el del Ministerio de Educación (Minedu), que, a inicios de la pandemia, anunció
la adquisición de más de un millón de tablets para estudiantes y docentes con miras a cerrar la
brecha digital entre las personas más desfavorecidas de nuestro país. La oportunidad radica en
la posibilidad de comenzar el cierre de brechas en habilidades tecnológicas a temprana edad.
Mientras más temprano ataquemos los problemas, mejores resultados generaremos en el futuro.
No obstante, debemos entender que la sola entrega de tablets y otros dispositivos tecnológicos
a nuestros compatriotas no indica que de por sí se cierre la brecha. Requerimos de una
intervención más integral. Es aquí donde debe primar la visión preventiva. Al respecto,
consideramos necesaria la creación de espacios formativos que permitan el desarrollo de
habilidades digitales en los funcionarios públicos, principalmente para los que no son nativos
digitales debido al menor know-how sobre herramientas y estrategias asociadas a lo digital.
Para su logro, podemos explorar estrategias provenientes de la economía del comportamiento
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Según Muente-Kunigami y Serale (2018), la brecha entre banda ancha y móvil es de 48%.