Francisco de Paula González Vigil
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, se nombró para el cargo al coronel Manuel de
Odriozola, quien para ese tiempo era un reputado veterano de las luchas por la
independencia, reconocido bibliófilo y especialista en fuentes históricas (Tauro, 1964).
Tenía Odriozola algunas misiones principales para con la institución: reparar la
biblioteca, aumentar las colecciones y elaborar el siempre esperado catálogo. Con este
fin, se aprobó el 25 de julio de 1878 la resolución en la cual se fijan las normas para la
catalogación en la Biblioteca Nacional (Tauro, 2008). En esta resolución, se consideraba
hacer índices de libros anotando «con sencillez, su título, autor, año y lugar de la edición,
tamaño, número de volúmenes e idioma» (Tauro, 2008, p. 100). Se nombró para tal labor
a dos eruditos; José Toribio Polo, joven historiador y hombre de carácter fuerte, en
ocasiones conflictivo
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, y al religioso Manuel González de la Rosa, ilustrado de gran fama
forjada en bibliotecas europeas, quien traía ideas novedosas para el ordenamiento de la
Biblioteca Nacional. No pasó mucho tiempo antes de que surgieran discrepancias entre
ambos eruditos y se hiciera imposible lograr un acuerdo sobre la forma en que sería
elaborado el catálogo (Riviale, 1997).
Las tareas que habían iniciado en enero de 1879 se vieron interrumpidas al cabo
de unos pocos meses. José Toribio Polo renunció a la labor en junio de 1879. Según
González de la Rosa, José Toribio Polo no había avanzado mucho, pues solo había
catalogado cinco de los ciento veintiún estantes que debía registrar, esto por dedicarse
más a revisar la sección de periódicos (1880, p. 129). Sea como fuere, desde ese momento
González de la Rosa quedó solo con el trabajo, llegando a revisar, según testimonio
propio, las salas uno y dos de las cinco que tenía la biblioteca. Para 1879, en tiempos de
la guerra, González de la Rosa había elaborado unas 20 000 fichas, pero la labor no daba
más. Ese año se puso fin a su contrato, asegurándose que el coronel Odriozola asumiría
la realización del catálogo.
Sabemos por el propio González de la Rosa, en su artículo de la Revista Peruana,
que la biblioteca contaba para 1879 con 40 000 libros en sus tres primeros salones, y que,
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Francisco de Paula González Vigil fue el primer bibliotecario de 1836 a 1839 y de 1845 a 1875.
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Esto se hace evidente en el detallado estudio sobre su vida y producción historiográfica que realizó
Joseph Dager (2000). Asimismo, en la carta redactada por Ricardo Palma el 12 de agosto de 1884,
donde manifiesta al ministro de Justicia e Instrucción los reclamos de Polo por las demoras en los
pagos de sueldos, sostenía que, aunque lo reprendió, «apareció en un periódico siempre hostil a la
Biblioteca y al Bibliotecario, un suelto en el que se daba a entender que mientras los empleados
subalternos carecían de sus haberes, el Director estaba satisfecho». Asegura Palma en la nota que el
informante del periódico, nombrado como «un empleado de la Biblioteca», no era otro que Polo. Dos
días después de remitida la misiva, Polo fue destituido del cargo de subdirector (Correspondencia
oficial de la Biblioteca Nacional 1883-1884. Código D 4679).