Fénix 17, 63-91

La orientación de la lectura como misión del Bibliotecario * XAVIER ALCALDE C. 1.- LA LECTURA Y EL LlBRO EN LA SOCIEDAD ACTUAL 1.- Lectura, Cultura Popular y Saber En nuestros días, la facultad de leer y escribir es el requisito básico para la cultura individual. Se considera que la alfabetización general es la con– dición indispensable para un máximo enriquecimiento cultural y el consecuente progreso de la sociedad. Este criterio constituye el hito definitivo para que la escritura, que en sus etapas pictográfica e ideográfica era patrimonio privativo de reducidos grupos, pase a ser un instrumento de toda la humanidad. Los otros dos jalones de su evolución fueron la creación de la escritura fonética y el alfabeto y luego la invención de la imprenta. Y con la escritura, su precioso contenido, las capas más elevadas de la cultura, han pasado también a ser ac– cesibles a todos los hombres. Fue en el siglo XIX que en la civilización occidental el Estado oficializó las ciencias y las letras (1) y al mismo tiempo, se puede considerar que se ini– ciaron, aunque muy débilmente, los intentos formales por divulgarlas. Este pro– ceso de divulgación entonces permaneció muy lento y tuvo notorias restricciones, Ha sido recién en nuestro siglo --·en las tres o cuatro últimas décadas- cuando su desarrollo ha sido acelerado. Para realizar la ilustración de las masas-como se ha convenido en Ilamarle-s-, la sociedad ha generalizado la educación con– vencional y ha reconocido la necesidad colectiva de la lectura, la cual ofrece mediante bibliotecas y bibliotecarios. Antes de sancionarse esta política de divulgación general de la cultura, consustancial a la democracia, y que, como vemos, no se remonta a más de dos siglos, la sociedad ha tenido a través de su evolución otras muy diferentes y hasta opuestas. En algunas civilizaciones antiguas, no sólo no se difundía la cultura, sino que se llegaba a prohibir los libros al pueblo, como medida de seguridad para el gobierno. Y la escritura tenía tal carácter, que era necesario un permiso especial para pensar por escrito e). Concretamente, es interesante recordar el criterio vigente en la Europa meclieval, muy parecido al de la China e India antiguas e). En ellas, existía una clase aparte de hombres de (,;,) Tesis presentada para optar el títu lo de Bibliotecario. 1 Ortega y Gasset, Misión del bibliotccario . 2 Voltaire, Diccionario filosófico. 3 Shipley, Diccionario de la Líteratura Xlundiul. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.17, 1967

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