Fénix 17, 34-38

PAJATEN VICTOR PIMENTEL G. El territorio del Perú, atesora aún numerosas sorpresas en el campo de la arqueología, sorpresas que algún día permitirán estudiar con mayor profundidad la historia subyugante de las antiguas civilizaciones que surgieron en este pro– digioso país. A los ya mundialmente famosos restos arquitectónicos de la costa y sierra del Perú que evidencian con Pachacamac, Chan Chan, Marcahuamachuco, Chavín, Machu Picchu y otros, el adelanto en el arte de construír y otras expre– siones artísticas y de vida misma; se suman hoy los importantes hallazgos hechos en la selva alta del departamento de San Martín, Provincia Mariscal Cáceres y que se ha dado en llamar Ruinas de "Paiatén"." Por su ubicación, extensión y calidad arquitectónica, este nuevo conjunto arqueológico de la selva peruana, ha despertado la normal curiosidad é interés de estudiosos nacionales y extranjeros que investigan nuestro pasado cultural. Se dibuja así, en el horizonte de la historia peruana un nuevo perfil que deberá ser analizado y ubicado con acierto luego de las necesarias y pacientes labores de seria investigación. Por ello consideramos aventurado hacer conjeturas y menos sacar conclusiones luego de los primeros contactos producidos en este monumento arqueológico. Por atrayente y cautivante que sea la idea, debemos frenar un poco nuestra fantasía y esperar pacientemente, pero trabajando activamente, en la tarea de descifrar la incógnita que plantea este hallazgo. Sin embargo sí podemos ahora, luego de las primeras expedieiones, mos– trar al mundo a través de imágenes gráficas y fotográficas, la notable belleza de este singular conjunto arquitectónico. Descubrimiento de las Ruinas. Como sucede siempre, en estos casos de hallazgos arqueológicos se creó incialmente cierta duda sobre la paternidad del descubridor de este conjunto. Hoy por fortuna el panorama es claro y podemos citar brevemente el hecho del des– cubrimiento. El descubrimiento de las ruinas de Pajatén, tiene su origen en un gesto noble por parte de un grupo de pobladores de la localidad de Pataz, " En la primera expedición (Noviembre de 1965), se pensó que las ruinas se ha– llaban en las cercanías del río Pajatén, La segunda expedición ha demostrado, que las ruinas se encuentran en un brazo· del río Apisoncho, llamado también Abiseo. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.17, 1967

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