Fénix 45, 69-70

69 U na colección, define Berta Hiriart en su ensayo Colección de colecciones (México, Paidós, 2002), es el acopio intencional y amoroso de objetos de una misma especie, mientras que coleccionar es un ejercicio de observación y búsqueda. Si algún paralelismo hay entre el editor responsable de armar una colección de libros y el aficionado que, sin otro objetivo que calmar la sed de acopio, acumula y atesora timbres postales o barcos a escala a lo largo de su vida, es ese: el editor observa y busca, de preferencia con cierta entrega apasionada a su trabajo, obras que puedan formar parte de una misma serie con características definidas. En esta búsqueda, encuentra, impone o crea una relación entre obras distintas entre sí. Observa lo que hay común entre ellas, o bien, al agruparlas en un conjunto, él mismo, con su activa intervención, hace que lleguen a tener algo en común, algo que no necesariamente está dado de antemano o no es evidente a primera vista. Lo que está en juego es el deseo furioso del ser humano de vencer la condición efímera de las cosas cuando las experimenta aisladas en el tiempo. Un botón por aquí, un caracol de mar por allá, una minúscula cazuela extraviada en los años, ¿qué significan? En cambio, enmarcados en un conjunto adquieren sentido, ofrecen la ilusión de que, pese al flujo incesante de la vida, algo podemos controlar. Berta Hiriart PARAQUÉSIRVEUNACOLECCIÓNEDITORIAL 1 Laura Lecuona En efecto, la relación entre los libros que conforman una colección no siempre es obvia, muchas veces es solo la intención del editor lo que los vuelve parte de un mismo conjunto más o menos uniforme. De nuevo nos ilustra Berta Hiriart: en todo coleccionista (o, añado, en todo editor) «predomina una mirada. Es esta la que convierte cualquier objeto... en algo digno de coleccionar. Se trata de una mirada que considera las cosas como posibles fragmentos de una cierta totalidad constituida con criterios únicos». Qué puedan tener en común los libros de una colección, qué criterios se emplean para ordenarlos y juntarlos y hacer que formen una sola totalidad, es algo abierto que le da al editor mucha libertad para crear nuevas series. Puede ser algo aparentemente obvio o natural, como la disciplina, el género o el tema, el lugar que las obras ocupan en el canon literario, la edad o la preparación de los lectores destinatarios. Puede ser algo tan aleatorio como el tamaño de la letra con que estén formados los libros, su precio o extensión. Puede ser algo tan ajeno a lo literario como la edad, el sexo o la nacionalidad de los escritores. Eso sí, una vez que se han definido esos criterios, es importante respetarlos a toda costa. De lo contrario se pone en riesgo la fidelidad y la constancia de nuestro lector ideal: ese que persigue y compra los libros de la colección por el solo hecho de que pertenecen precisamente a esta que a él tanto le gusta e interesa. Tener los libros ordenados por colecciones otorga una valiosa ayuda al editor para enfocar su búsqueda -------------------- 1 Extraído de La Gaceta del Fondo de Cultura Económica. Nº 43, México D.F., mayo 2005, pp. 2-3. «En todo coleccionista (o, añado, en todo editor) predomina una mirada. Es esta la que convierte cualquier objeto... en algo digno de coleccionar». Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.45, 2008

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